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La quinta velocidad doblega a Brasil

La selección española, a la espera de los chinos

Cuestión de ritmo, como diría cualquier entrenador. Cuestión de tempo de partido, comentaría alguno un poco más pedante. España doblegó a Brasil cuando supo meter, de la mano de Pablo Laso, una quinta velocidad de cuya falta había adolecido en los 30 primeros minutos de encuentro. España se mostraba voluntariosa, pero sufría las consecuencias de sus deficiencias reboteadoras. Villacampa, el héroe ante EE UU, el hombre que contará a sus hijos y nietos que le cascó 28 puntos a un supuesto Equipo de Ensueño, estaba en el banquillo con cuatro faltas personales y sin ni siquiera haber inagurado su marcador. Ferran, la mano de oro y el mejor reboteador español, tres cuartos de lo mismo. No había excesivas razones para el optimismo, salvo observar que Epi estaba con las pilas puestas.Y en éstas salió Pablo Laso (45-39, m. 27). El base vitoriano fue cómo una guindilla picante que sacudió los cimientos del partido. Llamó al orden a la caballería -"corre, joder", le decía a Herreros- y dinamitó a Brasil en el momento justo. La selección suramericana tiene (y se sabía) dos grandes problemas. Uno, que corre deficientemente para atrás, lo que suplían gracias a una gran eficacia reboteadora (capturaron hasta 11 rebotes ofensivos). Dos, su condición física no es ejemplar. Éste tenía peor solución, sobre todo cuando. las revoluciones se dispararon con el base vitoriano al frente de las operaciones. "No pueden con los..." se gritaba en el banquillo.

Laso y Epi formaron una sociedad letal. El balón corría raudo y veloz hacia posiciones de definición, y cuando no se resolvía por la vía rápida, Epi se erigía en el vértice de las operaciones ofensivas (18 puntos en la segunda parte, como en sus mejores tiempos). A Laso parecía que le habían dado cuerda, y Epi sacaba petróleo de los bloqueos que le propiciaban los pívots.

El final fue la lógica conclusión para un partido donde mientras Brasil jugó como quiso, España estuvo fuera de él, y que cuando el equipo español se liberé de sus ataduras, demostró el poder de la velocidad. Cuestión de ritmo. ¿O de tempo?

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