Misión cumplida
España cumplió rotundamente al satisfacer el deseo oculto de todos los aficionados, no sólo al no ser humillada, sino al demostrar que en este juego somos alguien a quien se debe respetar.
Con balón. Estados Unidos intentó, sin consegirlo, imponer su ritmo de partido. El mayor número de posesiones y el dominio del rebote ofensivo le permitió, en los momentos en que España se acercaba, mantener las, diferencias.
España, después de los primeros minutos, interpretó perfectamente que sus movimientos ofensivos son buenos para jugar contra otro tipo de equipo y varió inteligentemente su estrategia. Jugó sin balón, buscó la espalda del ataque, y las situaciones de dos contra dos, grande y pequeño, a fin de lograr dividir y doblar, bien al interior bien al perímetro. También las pocas pérdidas de balón fueron un éxito. Y hubo una buena lectura de la defensa rival por parte de Ferrán en sus tiros de tres puntos.
Defensa. Individual en los dos equipos, pero muy diferentes en concepto. Saltar y cambiar en Estados Unidos. Hombre a hombre con ayudas en España. Permitiendo más la penetración en Estados Unidos y cediendo el tiro de tres en España a cambio de no recibir una penetración. Intimidación interior de Estados Unidos. Protección de faltas en España.
Intangibles. Concentración, personalidad y equilibrio en España. Intimidación de O'Neil y Kemp, que afectó en algunas situaciones de canasta fácil a Rafa Vecina y Jofresa.
Clavos. La capacidad atlética de los americanos fue determinante para rebotear con autoridad y para, en situaciones de uno contra uno, hacer prevalecer la máxima de que acción se antepone a reacción. Los cinco primeros minutos del segundo tiempo, por ejemplo, en donde España perdió la concentración y propició un parcial de 20-0.
Lectura. Buena interpretación de las situaciones de ventaja, lo que demuestra talento natural en España -Kevin Johnson, defendiendo a Orenga y Price a Ferrán o a Vecina.
El banco. Creo que A medida que trascurría el partido iba asaltando una nueva duda a Lolo, apretar las calvijas a tope a sus hombres o seguir con la cabeza fría y pensar que ésta realmente no era nuestra guerra. Y creo que eligió de forma acertada no quemó las naves, dejó dulce sabor de boca a todos, y se preparó psíquicamente para la verdadera guerra contra Brasil.
