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Tribuna
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La compra

Mi concuñá, la Mari Conchi, dice que pa ella el infierno es arrastrar dos carritos de la compra cargaos hasta arriba y por los siglos de los siglos. Tengo una fe mu correlativa, pero por Dios, que si lo hay, no pué ser tan sádico pa mandarnos un castigo eterno así como si no tuviéramos bastante con hacer la compra hasta en vacaciones.Al principio, te lo crees: ya huele a mar, ya veo turistas, ya me siento una reinona tomando mi leche merengada en una terraza del paseo marítimo, ya está, son mis vacaciones, ea. Pero hija, como roe una familia y los que se pegan, pues mi Tatianita, que ya es una mujer, está colgá, como dicen ahora, de un muchacho inglés de la parte de Liverpool, medio punki, pero mu mirao, tiene un corazón de oro, y quiere a mi Tatianita, o más exactamente, quiere el gazpacho y la tortilla de patatas que hace su madre, o sea servidora, y es que estos ingleses están tan mal comíos que les pones unos huevos fritos en aceite de oliva con su cierta chistorra y nos dan el Peñón, te lo digo yo.

Pero estábamos en la compra, en el mercadillo, 30 grados y un baranda que me quié encasquetar un rabo toro exquisito, "es del quinto de la tarde, negro bragado astifino y gazapón, dio buen juego en la muleta, Garapullito de Trebujena le cortó las orejas, lléveselo usté que sabe a gloria torera". Y los churretes de sudor le corrían por las patillas. Luego del horno del mercadillo, al hiper pa los mistoles, los espontes, las lejías, y pa llenar la maldita despensa. Y sobre todo, papel hingiénico, grandes paquetes de papel hingiénico, montañas de papel hingiénico, y me pregunto yo, ¿por qué los bloques de pisos, que tienen agua central y calefacción central, -no tienen papel hingénico central? ¿Pues no da de cuerpo tó el mundo?

Y es que no hay imaginación, y se piensa de espaldas al pueblo y mayormente de la mujer, que es la que carga con eso, como si los hombres fueran, cuerpo glorioso. Cuando es un coche nuevo, siempre lo compra el hombre, pero la comida y el papel hingiénico, mayormente la mujer. Pa que luego me cuente la Constitución que somos iguales ante la ley.

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