_
_
_
_
Tribuna:OPERACIÓN 'FONDOS RESERVADOS' ROLDÁN, NI VIVO NI MUERTO / 2
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Patas negras

Cuerno de rinoceronte. El contrato con los maños se había cerrado tras una primera ronda de tapas aragonesas en El Rincón de Aragón de la calle del Carmen, dos o tres corderos y medio quintal de morcillas en El Asador de Aranda, copas en Boadas hasta que la muerte súbita les separó. Carvalho resucitó en Vallvidrera rodeado de pruebas de que el encuentro había sido real: la carpeta de piel repujada con las dos escopetas cruzadas, un cheque de tres millones de pesetas para viajes y primeros gastosy un griterío interiorizado en el cerebro, como si lo tuviera lleno de ácido úrico y de la cara del hombre delgado, P. N. F., que cantaba las jotas como si pesara cinco veces más. Especialmente recordaba una estrofa:

"Por darle un beso a una moza pagué de multa diez riales / no hi visto cosa más cara / poniendo los materiales".

El flaco era un fenómerno. Carvalho mientras se duchaba trataba de reconstruir lo ocurrido, desde esa desmemoria posetílica que le afectaba en los últimos años, como si ya no le quedaran neuronas virtuosas para recordar lo que habían hecho las viciosas. Cuerno de rinoceronte. Se tomó las pastillas contra el ácido úrico, contra la presión arterial, contra la depresión, contra la euforia, contra el estreñimiento y un plato de callos, a la fiorentina contra el efecto de las pastillas, guisado tiempo ha y que se conservaban con esa voluntad de ruinas pompeyanas que tienen los callos en su gelatina. Fue al tomar el segundo vaso de 904, vino que podía permitirse a la vista de lo que cantaba el cheque, cuando connotó lo que significaba cuerno de rinoceronte. Roldán había propuesto a sus socios de Zaragoza el tráfico de cuerno de rinoceronte paya fabricar afrodisiacos ecológicos, utilizando sus buenas relaciones con autoridades de Kenia que habían acudido a los sanfermines atraídos por la lectura de Fiesta, de Hemingway.

Una tertulia radiofónica ponía en duda que estallaran más escándalos de corrupción. Al parecer casi todas las minas en terradas habían explotado y unas cuantas altas instancias del país habían demostrado su bondad natural: por ejemplo estaba absolutamente demos trado que el cardenal primado no comía con los dedos y que el jefe de Gobierno no tenía absolutamente nada que ver con la trata de blancas. En algo hay que creer y en un país en el que está en orden de busca y captura el ex director general de la Guardia Civil, procesado el ex presidente del Banco de España y en la misma situación la ex directora del Boletín Oficial del Estado, los referentes virtuosos a salvo ayudaban a cuestionar la salvajada profética de que hay países que nacen para hacer historia y otros para sufrirla.

Se concentró Carvalho en el estudio del dossier Roldán y tuvo que superar su rechazo de los libros para leer: Roldán un botín a la sombra del tricornio, de Irujo Mendoza y Macca sin poderse permitir el lujo de quemarlo porque podía serle útil en el futuro. Trazó círculos en torno a algunas frases premonitorias de Roldán recogidas en el dossier: "A veces, mirando las cerezas que cuelgan de un árbol una persona piensa que están maduras, que es el momento de cogerlas, y otro, al contrario, cree que están verdes y hay que esperar a que maduren. Esa es la diferencia que puede existir entre Rafael Vera, que es mi jefe en el ministerio, y yo". Subrayó citas, datos y muy especialmente todas las referencias a los pata negras, grupo de guardias civiles de élite que Roldán había formado cuando se convirtió en director general de la Guardia Civil. Como todo gallego o posgallego, Carvalho tenía un pariente en la guardia civil ya retirado y taxista en, por ejemplo, Mondoñedo, pero hombre muy bien relacionado porque había cumplido destino en Madrid en la dirección general como canguro de los niños de un alto cargo anterior a la era Roldán.

-Eso esá hecho, Pepiño.

Estuvo hecho. El cuarteto principal de patas negras, característica del cerdo ibérico de raza, tenía apodos que escondían sus nombres reales, pero todo el mundo los conocía. Los apodos formaban parte de la escenografía de sus secretas funciones y evocaban las mejores denominaciones de origen del cerdo ibérico pata negra: Jabugo, Cumbres Mayores, Cortegana y... Quijuelo. El apodo Guijuelo se separó de los demás y estimuló en Carvalho la secreción de hormonas de la intuición femenina. ¿Por qué todos tenían apodos correspondientes a, patas negras de la serranía que separa a Huelva de Badajoz y en cambio uno de pata negra salmantina? Guijuelo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_