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Entrevista:MUJERES

"Una es capaz de recorrer caminos insondables"

Bibi Anderson es, literaImente, una persona que se ha hecho a sí misma. Nacida en Tánger hace 40 espléndidos, años, la actriz se dio a conocer en el mundo del espectáculo en Barcelona, a mediados de los 70. Allí rodó su primera película, Cambio de sexo, a las órdenes de Vicente Aranda. Su último filme es Kika, de Pedro Almodóvar, con quien ha colaborado también en La ley del deseo y Tacones lejanos y a quien la unen estrechos vínculos de amistad y complicidad.Pregunta. En Nueva York, en la fiesta que siguió al estreno de Kika, la vi cantar y rancheras aflamencadag y me pareció que está usted en un punto de madurez, artística y humana, muy interesante. ¿Por qué no podemos admirarla en un escenario, aquí en Espafia?

Respuesta. Eso, como todo en mi vida, tendría que surgir; aunque para darle un cauce profesional requeriría una primera vez, y eso sí que no podría ser fortuito. En la canción hay gente que lo hace con mucho rigor. Y una cosa es cantar en una fiesta, y otra ser una outsider.

P. Porque usted, vocación, lo que se dice vocación, ¿de qué la tiene?

R. A mí me gusta el mundo del espectáculo en iodos sus aspectos. Sé que es una respuesta muy ambigua, pero es que yo he tenido que hacer, muchas veces, las cosas que se me han ido ofreciendo. Mi vocacion de siempre ha sido pertenecer al mundo del espectaculo. Yo he sido como tú, como Terenci Moix: mitómanos que soñábamos con el cine y todo lo que rodeaba a ese universo. Pero, vocación concreta, la verdad es que no he hecho tantas, cosas como para probarme y poder decir que esto o aquello es con lo querealmenteme siento cómoda. Voy acumulando experiencias y lo que espero es que me sirva. La madurez que me notaste n Nueva York es también el fruto de la experiencia acumulada.

P. Pero los anos pasan, Bibi.

R. Bueno, contra eso no pode¡nos hacer nada. Si no funciona, pondré una mercería. Cualquier cosa menos ser de ésas personas que pertenecen a esta profesión y tienen esa cara de qué injusto ha sido el mundo conmigo. Al margen de lo que, hago, me siento capaz de hacer muchas otras cosas. E igual que sé que hubo una condición en mí que tuve la necesidad de explotar por encima de cualquier contratiempo, no creo que Dios me dijera usted ha nacido sólo para ser artista.

P. O sea, que no se angustia.

R. Eso no. M e angustio una barbaridad con todo, con las cosas cotidianas. Lo cual, la mayoría de las veces, cuando mis angustias las comparo con eso que vemos en televisión, las tragedias que pasan, resulta que sólo son contrariedades de las que da el vivir.

P. ¿La preocupa envejecer?

R. No, no, nada.

P. Claro que, tal como está usted envejeciendo, a mí tampoco me importaría. ¿Tiene algún truco para la cosa de la belleza?

R. Yo hago mucho de todo lo bueno y también mucho de todo lo malo. Creo que lo malo, si no es en cantidades excesivas, eri vez de ser malo es bueno. Porque en esta nueva civilización en la que tanto se habla de la salud, nos olvidamos del placer, y el placer también te pone guapa: todos los goces, no sólo lo relacionado con el sexo. Comer bien, reírse, es fundamental. Mi equilibrio se basa en la anarquía. Hay veces en que tengo que cuidarme por mi trabajo, y otras en que me apetece pasarme siete pueblos. Es mi forma de ser.

P. ¿Nació en Tánger por casualidad?

R. Sí. Mi padre era conductor de camiones y le destinaron allí, y luego, cuando se acabó aquel trabajo, se quedó como taxista. Es una ciudad tan distinta que me marcó mucho, porque aunque sólo viví allí hasta los 12 años, luego estuve yendo continuamente. Una ciudad anárquica, especial.

P. No tendrá usted un Edipo con los camioneros.R. No, pero me inspiran ternura los taxistas, aunque sean antipáticos. Yo siempre les encuentro dspulpas. Me acuerdo de haber cogido un taxi en Madrid, una Nochebuena, y el hombre llevaba a su mujer de paquete. Y yo detrás, sin decir nada, me eche a llorar. Porque yo, en determinadas horas, pasaba por las paradas y veía a mi padre, le pedía dinero, me daba para un dulce, me quedaba un rato y a lo mejor me hacía dos otres carreras con él.

P. ¿La marco su padre?R. Yo creo que ha habido dos hombres que me han marcado mucho, que han sido mi padre y Javier (su novio hasta hace dos años, que actualmente sigue siendo su amigo y representante). Yo. no me sé, explicar a mí misma sin Javier. Fue mi gran amor, y sigue siendo mi referencia, en lo profesional y también en lo moral. A partir de dos años para acá, mi conducta ha cambiado mucho, pero eso es porque Javier era mi referencia, y sigue siéndola para muchas cosas, sobre todo en lo profesional y en lo moral. Recorrimos juntos un trecho muy importante de mi vida.

P. ¿Pero los hombres ejercen de padre con. usted?

R. No. Un hombre es un hombre, no un padre. Más bien te piden que les hagas de madre.

P. El amor, ¿es muy importante?

R. Sí, es una necesidad, lo justifica casi todo. Claro que, si va a salir mal, me retraigo, sobre todo por respeto a mí misma.

P. Es que una cosa es cantar rancheras y otra arrastrarse detrás de un hombre cogida de la pernera de su pantalón.

R. Y si lo haces, si te arrastras, en un momento dado, es. sabiendo por qué, y porque el otro también se va a arrastrar en otra ocasión. Pero cuando ocurre algo que te hace perderte el respeto, pues no. Claro que, sin llegar a eso, una es capaz de recorrer caminos insondables.

P. Enamorarse de usted debe de ser un riesgo.

R. Siempre, pero la vida sin riesgo no. tiene gracia. No a cualquier precio, pero cuántas veces apuesta una por cosas que no son las que más convienen ni las que están bien vistas, y eliges lo que te va a hacer más feliz. Hay algo que, cuando te enamoras, yo creo que la sentimos las mujeres y ellos no, y es que te gustaría que ese hombre fuera el primero. Yo no olvido a los anteriores, pero sí quisiera que esas manos me sintieran como algo suyo, suyo desde la libertad, no desde la posesión. Del "sino modo, cuando tengo una historia poco convencional, difícil, ese hombre le digo: "Yo no te pido despertares, seguridad, ningún vínculo, ningún compromiso, y no porque no me gustaría. Lo único que te pido es que cuando nos veamos y nos separemos, a los dos se nos quede la misma cara de gilipoyas". Porque eso significa que, durante el tiempo en que estamos juntos, somos cómplices, y no hay nada, ni para él ni para mí, tan importante en el mundo.

P. Una cosa es el amor y otra la pareja estable con la que compartir una vida.

R. Después de un tiempo, me he dado cuenta de que por eso de la consecución de la pareja he perdido también parte de mi libertad y otros placeres. Entonces, no renuncio, pero no es algo que me impaciente. Puede que no esté completa, pero es que, así incompleta, también me gusto.

P. ¿Es Pedro Almodóvar una persona importante para usted, y no únicamente como director?

R. Cuando hablo de la importancia de Pedro, no es sólo por lo que supone haber trabajado con él, sino porque comparto con él criterios, conceptos no solamente morales o éticos, sino de tipo profesional. Y me ha influido, sobre todo, como amigo. Entre un director y una actriz, casi siempre, se mezclan muchos intereses, pero. entre nosotros no hay más interes que la amistad, con todos los egoísmos, pero limpia y sincera. Ni él ni yo, en un momento dado, nos cortamos si nos tenemos que decir algo. Eso es la confianza, y la amistad, y eso es lo que nos permite comunicamos. Y hay una sensibilidad en alguno de sus personajes, que parten de cosas de él, con las que yo me identifico mucho. Yo me identifico mucho con Patty, en Kika, cuando al final se sube en el coche con Manuel Bandera, que es amigo mío y soy madrina de su niño, y le dice, bueno pues voy a sacar el mapa de la guantera y me guías, y él 16 contesta que no necesita mapa, yo te guío los pasos, y ella contesta que eso es lo que está necesitando.

P. Usted surgió como artista cuando est¿ país se estaba liberando, y para muchos se convirtió en un símbolo. ¿Le habría resultado fácil, en la España de hoy, mucho más conservadora?

R. En los 70 surgieron muchas cosas y se perdieron muchas. Yo creo que yo soy, en todo caso, un "triunfo" entre comillas de la constancia, de la perseverancia y, sobre todo, de la coherencia conmigo misma. Después, en el trabajo me ha tocado hacer cosas mejores, otras peores, otras regulares, otras espantosas, como mucha gente. ]pero soy una persona muy coherente. Hoy en día, el camino a recorrer sería otro, pero ya entramos en el terreno de la hipótesis, y me resulta muy difícil caminar, por ahí.

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