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Llegar en paz con Dios

Lo de la Operación Salida ha estao correlativamente bien, pues no nos ha dao ningún pasmo, aunque tengo que decir que pa el escalonamiento hay que dar la vez, y eso es lo que pasa, que como los gobiernos y los de tráfico no van a la compra, no saben lo que es la vez y pa lo mucho que sirve. Verbigracia: que salgo de Madrid pa Santander, me dé usté la vez pa escalonarme sin que me dé un jamacuco por los calores. Recibido, señora, tiene usted la vez pa escalonarse el lunes a las diez y media, buen viaje, muchas gracias.Es una observancia con el objeto de que sepamos cómo escalonarnos, porque muchas veces tós nos escalonamos a la misma hora. Anda que ho me habré hecho tapetitos de ganchillo en los escalonamientos mientras Manolo primeramente hacía almongiguillas, y luego soltaba muchos cagamentos, como tós los atascaos.

Pero la cosa ha marchao, gracias a Dios, y el que también marchó fue don Segundo, el cura del tercero, que es sacerdote jubilao, y tiene mono de cuando confesaba. Así que antier, como ahora las faltas de tráfico también son pecao, se me presentó en casa pa que le repasara la sotana. Y pa qué quiere usté la sotana en verano, le digo yo, pues pa ayudar a los fieles, María, que si pecan de tráfico al menos tengan el consuelo del perdón, velay.

Conque se pone la sotana recién planchá, se encasqueta la teja y aprovechando que Dimas del noveno C, va pa Albacete, que es una carretera donde se debe pecar cantidad, se queda en la primera pareja de civiles. Y de la que ve que detienen a uno, dice el infrator que si los guardias le limpian la cartera, él está ahí pa limpiarles el alma, o sea, pa confesar, y alguno creo que. se confesó. Hasta que le sargento se mosqueó, porque el Código no permite confesar en autovías, y el padre Segundo dijo que hay que dar al César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios, y el sargento dijo que no se llamaba César, sino Marcelo, y que o se iba de allí o le denunciaba ' qué mal carácter el del benemérito.

Total, que el pobre se instaló en el solumbrajo de un gitano que vendía melones a orilla de la autovía, escribieron en el cartel "Melones y Confesiones", y aunque de éstas no le pedían muchas, dice que hogaño los melones vienen mu ricos, casi más los murcianos que los piel de sapo de Villaconejos.

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