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TOUR 94

Alopecia en plena juventud

Los calvos del pelotón tienen algo en común: médicos italianos

La nueva revelación italiana, Pantani, de 24 años, presenta escaso cabello. Dentro de poco estará como sus compatriotas Ghirotto, Perini, Vonal Bontempi o Arthungi, que andan por los 30 de media y ya no se pasan el peine más que por los Jados. Tan galopante alopecia puede verse también en otros corredores del Tour. El francés De las Cuevas, igualmente muy joven, sigue el mismo camino que el letonio Ugrumov o el danés Riis. Éstos no tienen en común más que el médico que les realiza la preparación biológica, el italiano Michele Ferrari.El doctor Ferrari fue el discípulo aventajado del profesor Conconi, padre de la investigación biológica, en la Universidad de Ferrara. Por su consulta y la de Giovanni Gracci y Daniele Faragiana, también alumnos de Conconi, pasan destacados ciclistas. Da la coincidencia de que casi todos los que sufren alopecia han estado en tratamiento con ellos.

.La preparación biológica no es más que el control médico al que se somete un deportista para poder soportar grandes esfuerzos sin que éstos vayan en detrimento de su salud. Para ello se recurre a los productos farmacéuticos, que el propio médico controla para evitar que ingiera alguno cuya utilización esté sancionada por las federaciones deportivas. Estos médicos han alcanzado un gran prestigio, que en el caso de Ferrari viene dado por los éxitos alcanzados junto a Conconi en los años ochenta, cuando prepararon al equipo italiano de atletismo que sumé cuatro títulos mundiales y tres olímpicos. Luego se introdujeron en el ciclismo para preparar a Moser en el récord de la hora.

Ahora Ferrari trabaja solo. Hasta el pasado mes de mayo era el médico del equipo Gewis, circunstancialmente, donde militan tres de los calvos participantes en el Tour, Riis, Ugrumov y Bontempi. Los éxitos se suceden a principios de año: Berzin gana la clásica Lieja-Bastogne-Lieja; Argentin, la Flecha-Valona, y Furlan, la Tirreno-Adriático, la Milán-San Remo y el Criterium. Internacional.

Unas declaraciones del propio Ferrari enturbian los triunfos y desatan el escándalo: "La EPO es de libre venta. Si un corredor la tomase, no me escandalizaría". "La EPO no es peligrosa, lo es abusar de ella. Beberse diez litros de zumo de naranja también es peligroso". Son comentarios que le obligan a una precisión posterior: "Yo jamás he recetado productos prohibidos a mis corredores, y mucho menos la EPO".

La EPO, abreviatura de eritropoyetina, es una hormona que aumenta la capacidad de la sangre para trasladar el oxígeno, al músculo. Su uso está prohibido en el deporte, porque se considera que aumenta fraudulentamente el rendimiento físico. Pero sólo es detectable a través de los análisis de sangre, que en el ciclismo no se practican. Varios ciclistas holandeses murieron a causa de tomas indiscriminadas.

Ferrari en cualquier caso, es apartado del equipo Gewis, pero continúa llevando la preparación de sus clientes privados, entre ellos Rominger y De las Cuevas. La tarifa habitual en estos médicos está en función de los resultados que consiga el corredor, percibiendo una cantidad por cada punto que sume en la clasificación mundial. Entre sus clientes, o los de otros alumnos del profesor Conconi, también están, o han estado, gran parte de los calvos que hay actualmente en el pelotón.

En el deporte, su hipotética utilización permitiría el aumento de la masa muscular, con la consiguiente mejora de la fuerza y la resistencia. Las dosis abusivas son las que desencadenarían una caída del cabello precipitada.

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