El fiscal pide 44 años de cárcel para la madre que echo lejía al biberón de su nietastra

El fiscal solicita 44 años de cárcel para María José D., la mujer de 23 años acusada de echar lejía en el biberón de su nietastra (de un año de vida), movida por la "competencia atroz" -según el informe psiquiátrico- que mantenía con la madre de la niña e hija mayor de su esposo. El fiscal acusa a María José (que está en la- cárcel y se enfrentará en octubre próximo al juicio) de cometer dos asesinatos frustrados contra la pequeña María.Seis meses después de fracasar en su intento de envenenar a la pequeña con lejía, María José lo intentó de nuevo, según el fiscal, haciéndole ingerir una gran cantidad de pastillas mezcladas con alcohol etílico: el bebé estuvo dos días debatiéndose entre la vida y la muerte en la UVI (Unidad de Vigilancia Intensiva) de La Paz.En su escrito de acusación provisional, el fiscal señala que no hay pruebas para acusar a la abuelastra de otra espeluzante fechoría cometida contra la niña en octubre de 1992.

La cría sufrió entonces quemaduras en un 20% de su cuerpo porque alguien "acercó demasiado" a su cuna una placa de calefacción. Estuvo ocho días hospitalizada como consecuencia de ese hecho.Entorno familiar

Según un informe de dos psiquiatras, estos atentados contra la vida de la pequeña se producen en el siguiente contexto familiar: el cabeza de familia es Ángel M. A., conserje de un colegio público del barrio madrileño de Carabanchel. Cuando este hombre, de 50 años, enviuda, se queda a cargo de sus cinco hijos. Su hija mayor, María I. M. A., de 17 años (la madre de la niña), es quien cuida de los hermanos mientras él trabaja. Poco después de enviudar, el cabeza de familia se casa con María José (la acusada), 27 años menor que él. Todos viven bajo el mismo techo, en la casa del colegio destinada al conserje, y dependen de los ingresos del funcionario.

La rivalidad entre la esposa y la hija mayor, sobre todo por captar la atención del cabeza de familia hacia sus bebés, nace en 1990, cuando ambas se quedan embarazadas: la acusada, de su esposo (el conserje); y la hija, de otro hombre. Dan a luz casi a la par, y la llegada de los niños acrecienta los celos y la rivalidad.

En estas circunstancias familiares es cuando, según el fiscal, la abuelastra añade lejía al biberón con zumo de naranja que había preparado la madre para su pequeña. No le llegó a. dar el biberón porque notó un olor extraño y, por fortuna, tiró el líquido.

La madre de la vapuleada cría no llegó a tiempo, sin embargo, para evitar el envenamiento con la mezcla de pastillas y alcohol, ocurrido en la noche del 5 de julio de 1992 y que dio lugar a la intervención del juez. Ese día, la madre vio a su hija muy decaída en la cuna y la llevó urgentemente a La Paz. La niña se salvó de la muerte gracias, según el fiscal, al rápido lavado de estómago.

Los psiquiatras han diagnosticado que María José sufre un trastorno de la personalidad. "Para una madre soltera, una hija compromete mucho; deberías darla en adopción", había sugerido María José a su hijastra antes de iniciar los sucesivos intentos de asesinatos que le imputa el fiscal.