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TOUR 94

Zülle y la rueda de Induráin

Luis Gómez

A la hora del balance, al equipo ONCE no le salen las cuentas. No ha sumado una sola victoria como tampoco tiene a un representante con aspiraciones a algún éxito parcial. Todas las clasificaciones ponen contra las cuerdas a este equipo, razón por la que su director, Manolo Sáiz, ha decidido cambiar de táctica. No se queja, no protesta. Acepta los hechos con toda su crudeza ("no vamos a ganar ninguna etapa, he desistido de ello") y ... prefiere hablar de Zülle, su niño mimado.Y.¿por qué Zülle? ¿qué pasa con Zülle, uno de los hombres llamados a guillotinar a Miguel Induráin? Aparentemente, Zülle no ha destacado en este Tour. Es más, fracasó en la contrarreloj, su gran especialidad.

Tampoco estuvo en cabeza durante la batalla del Hautacam, ni se le vio fino en la subida a Luz Ardiden. Pero Sáiz dice estar contento y habrá que creerle.

Sáiz ha decidido armarse de paciencia en este Tour y trabajar a diario en la mentalización del corredor suizo. Sáiz habla cada día con Zülle, le enseña la clasificación y trata de reflexionar. Quiere conseguir que su líder se autoconvenza de que está capacitado para seguir la rueda de Induráin. Día a día, ha tratado de hacerle ver que puede viajar en el mismo vagón que el líder. Pues bien, ayer lo consiguió: Zúlle llegó a Val Thorens pegado a la rueda de Induráin. De hecho, no la dejó un momento. Horas y horas de terapia hay detrás de esa conquista.

Y el resultado final no va a ser del todo malo si no ocurre ninguna desgracia. Zülle, paso a paso, camina hacia su mejor clasificación en el Tour. Ha escalado hasta el octavo puesto y tiene alguna pequeña posibilidad de mejora si prosiguen los desfallecimientos a su alrededor. "El problema de este corredor no es físico, está en su cabeza, en sus nervios", explica Sáiz.

Así que su director ha decidido ser paciente. Trabajar día a día. Y dedicarse a Zülle por entero. Su labor está presidida por un estribillo que recita a Sáiz cada momento: "Zülle tiene 26 años y ha conquistado más éxitos que Induráin cuando Induráin tenía 26 años". Paciencia, pues.

La comparación, aunque odiosa, es formalmente correcta si se hace una medición cuantitativa. Cualitativamente, todo cambia: Zülle fue maillot amarillo por un día a los 24, mientras que Induráin ganó su primera, etapa a los 25 y su segunda etapa a los 26. Y, claro está, Induráin se puso su primer maillot amarillo a los 27 ... para no dejarlo. Un mal pensado deduciría que a Sáiz le queda apenas un año para terminar de convencer a Zülle de que puede seguir la rueda de Induráin. Ayer lo consiguió y no hay lugar a la duda: Sáiz durmió anoche terriblemente satisfecho. Su trabajo le cuesta.

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