El largo regreso a casa
En EL PAÍS del domingo 26 de junio aparecen dos ejemplos que, por activa y por pasiva, ponen de manifiesto el desigual trato que da este periódico a las cuestiones referentes a los conflictos entre sexos, siempre a favor de las posiciones feministas y casi siempre ignorando descaradamente los datos que a un observador imparcial le sugerirían, como mínimo, apertura de páginas a tesis divergentes de las politically corrects. Una noticia, difundida, entre otros medios, a través de EL PAÍS, según la cual a muchas personas -en su mayoría, varones- se les hace tan insoportable la idea de volver el lunes al trabajo que piensan seriamente en el suicidio es convertida por Soledad Puértolas en un largo alegato a favor de las mujeres que se quedan en casa mientras sus maridos, tras haber descansado, haraganeado y destruido el orden doméstico tan trabajosamente impuesto por la mujer en el hogar, retornan al añorado seno de la "compañía de sus compañeros" (sic) de trabajo dejando a sus esposas "que no salen del hogar" presas de "sentimientos ambiguos y encontrados". Algo así como si a un artículo que describiera la problemática del cáncer de mama se le respondiera argumentando que "peor es el de próstata". Sin embargo, el "largo regreso a casa" de Puértolas merece una página entera en la codiciada sección de Opinión.Un poco más adelante, en la página 32, un artículo titulado El caso Simpson revela cómo los maridos matan cada año a 1.600 mujeres en EE UU (disparatado titular cuyo enunciado más correcto podría ser 1.600 mujeres mueren... a manos de sus maridos, ex maridos, amantes o amigos) y acaba hablando de "algunas asociaciones de hombres que tratan (¿qué quiere decir "tratan"...?) de difundir estadísticas que indican que en el 51% de los casos de violencia doméstica es la mujer la que da el primer golpe". Zorza -dirigente de un grupo "contra la violencia doméstica"- cree que ni merece la pena criticar tal intento de manipulación. Dado que "manipulación" no va entrecomillada, se entiende que el articulista acepta como buena la tesis de Zorza.
En resumidas cuentas, si los datos desvelan algún aspecto de la realidad que pone de manifiesto que la vida es tan dura para los hombres como para las mujeres, se magnifica la problemática femenina. Y si las estadísticas contradicen las tesis proclamadas por las feministas, se arrojan las estadísticas al cubo de basura de "los intentos de manipulación". No me sorprenden los atentados contra la lógica y la realidad que, sin parar, cometen las feministas, pero me irrita que EL PAÍS se preste a semejante juego con tanta y tan continuada complacencia.-
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