El aburrimiento como debilidad
Ni órdenes, ni emociones, ni ideas, ni nada. Por no hacer, la Bolsa de Madrid ni subió ni bajó. Es decir, hizo las dos cosas a la vez: el índice general ganó 0,22 puntos para acabar a 291,65 y el Ibex 35 bajó 0,15 para cerrar en 3.093,78. Empate. "La idea es que el mercado está bastante aburrido", comentó un analista. Un aburrimiento, en cualquier caso, que enmascara una profunda debilidad. Nadie se lanza, nadie se atreve. Los escasos 26.660 millones de pesetas que se movieron ayer lo dejan bien claro.Razones no faltan. La Reserva Federal estadounidense no subió sus tipos. El Bundesbank no bajó los suyos. El dólar tampoco se desplomó, a pesar de no contar con el sostén de la Reserva Federal. Y a estas alturas, nadie espera que la reunión del G-7, que empieza hoy, anime el patio. Así que una vez dejados de lado los estímulos internacionales, los inversores comienzan a pesar en términos más domésticos.
Por de pronto, hoy comienza a cotizar Cortefiel. Claro que tampoco será la revolución. Pero la inflación y los resultados de los bancos, que se esperan la semana que viene, sí tendrán algún efecto que otro. Especialmente los bancos. La crisis de la deuda y las correspondientes dotaciones han castigado duramente a las entidades financieras. A unas más que a otras: esas diferencias serán las que moverán el mercado.
Las Bolsas europeas fueron más optimistas. Londres subió un 0,60%, París, un 1,68% y Francfort, un 0,40%. En Nueva York, el índice Dow Jones subió 13,92 puntos.
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