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MUNDIAL 94

Los dioses están con ltalia

Nigeria aguantó su ventaja hasta el minuto 89 y cayó en la prórroga

Santiago Segurola

Italia siempre se guarda una bala. Los dioses están de su parte. Ningún equipo encuentra mejor las fórmulas convenientes para evitar los desastres. Si es a última hora, mejor. Es una cuestión teatral, operística, muy propia de un país que vive el fútbol entre el delirio y la tragedia. Eso ocurrió en el partido más dramático del mundial. En el último minuto, cuando la eliminación de Italia parecía segura, Baggio consiguió redimirse de sus pecados. Enganchó un remate cruzado desde el borde del área y devolvió la vida a su equipo. La historia está con Italia. Eso significa que España tendrá que luchar el sábado contra dos enemigos: el fútbol y el destino, que siempre concede sus favores a los italianos.Fue un partido al revés. Nigería vistió de verde, pero le hubiera quedado mejor la camiseta azul. Llevó el encuentro a la manera italiana, con un gol afortunado y una renuncia total al juego. Amontonó defensas y se dispuso a aguantar el chaparrón hasta el final. Herederos sin sa berlo de aquellos Burgnich, Ro satto y Gentile, los grandes santones del catenaccio. Italia tuvo que sufrir la ansiedad y la desesperación que ha provocado durante decenios a sus adversarios. Parecía que la historia tenía una vuelta atrasada con los inventores de la especulación y el ventajismo. Pero finalmente el destino estuvo con los italianos, como siempre. El partido de Nigeria fue un tanto decepcionante. Llegó con mucho bombo, con fama de equipo intuitivo y excitante. Su retrato ante Italia fue más Dlano: una selección muy física, medio desorganizada, brusca, llena de jugadores rápidos y con un par de futbolistas imaginativos. Pero esta vez Nigeria dejó la imaginación colgada de la percha. Fue un equipo asustado, que se benefició de su única llegada en la primera parte.

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El calvario de Italia fue impresionante, tuvo el valor, el control, la organización y las oportunidades. Todo menos el gol. Así durante 89 minutos. Luego llegó Baggio, en el último minuto, el gol, la victoria en la prórroga. La ópera. Pero durante la parte gruesa del encuentro, Italia jugó sin atrevimiento, sin lucidez para batir a los defensas con habilidad y decisión. En este apartado Roberto Baggio volvía a protagonizar otra decepción. Hasta su determinante aparición en el último minuto, Baggio hizo todo lo contrario de lo que se espera de una estrella. Jugó para ganar el partido. Se limitó a acompanar a su equipo en el via crucis. Sin embargo, Baggio contestó a esta lectura crítica con los dos goles que le elevarán al santoral del fútbol italiano.

Italia sólo encontró sus oportunidades en los saques de falta, síntoma de un funcionamiento defectuoso. Cada tiro libre generó un peligro contra la portería nigeriana. Dino Baggio lanzó uno de sus remates al poste y Maldini estuvo a punto de dejar la pelota en la red en dos ocasiones. Vino también la multitud de jugadas discutibles en el área de Nigeria, todas ignoradas por el árbitro. Y enmedio, la angustia del equipo de Sacchi lo presidía todo, hasta alcanzar la cima con la expulsión de Zola. Era una Italia sufriente, desesperada, enfrentada a un equipo que le devolvía la vieja moneda del fútbol receloso.

Italia necesitaba algo más que el beneficio de las faltas para ganar el partido. No lo encontró hasta el minuto final. Fue al ataque con toda su alma, pero se quedó siempre en el último peldaño. No alcanzó el área, la bordeó. Enfrente, un batallón de camisetas verdes. Fue una defensa por amontonamiento. Había mucho miedo en las filas africanas: les pesaba el tamaño de la proeza y el nombre de su rival. Si recibía un gol, Nigeria perdería el partido. Estaba escrito. Durante una hora sólo se sintió acompañada por el resultado. Pero finalmente el encuentro, que parecía ir contra la historia, viró a favor de la tradición. Por segunda vez en el Mundial, Italia encontró la vía para ganar un partido con 10 jugadores. Eso debe significar algo. Quizá los dioses han decidido acompañar a los italianos hasta el final.

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