El mercado espera que las autoridades monetarias impidan la caída del dólar
Un dólar valía hace diez años 250 yenes. El viernes pasado apenas si llegaba a 98. En los últimos seis meses, la divisa estadounidense ha perdido un 15% frente a la nipona y un 10% con respecto a las europeas. El declive del dólar, agudizado por el caos político de Japón que dificulta la posibilidad de zanjar las diferencias comerciales con Estados Unidos, está impidiendo que los mercados de deuda se recuperen.
La especulación ha preferido mantenerse prudente ante la apretada agenda de esta semana: reunión de la Reserva Federal el martes y miércoles, del Bundesbank el jueves y del Grupo de los Siete (G-7) a partir del viernes.Nadie se atreve a afirmar que incluso si las autoridades monetarias hacen todo lo necesario para reestablecer la calma en los mercados, este objetivo se consiga. "Lo que decidan los bancos centrales no será condicionante aunque si puede ser justificante para que el mercado siga un curso u otro", señala José Miguel Físico, de Analistas Financieros Internacionales.
Una acción coordinada de Estados Unidos, Alemania y Japón serviría para impedir que el dólar inicie su caída libre frente al yen y, en menor medida, el marco alemán. Los analistas creen que a falta de un compromiso convincente, la moneda estadounidense podría situarse en breve a niveles de 90 yenes y 1,50 marcos (unas 123 pesetas al cambio actual).
Para evitar este retroceso, que supondría una presión inflacionista adicional en EE UU al encarecerse las importaciones, los analistas apuestan por que la Reserva Federal estadounidense suba los tipos de interés en su próxima reunión entre 0,25 y 0,50 puntos -ahora están en el 4,25%-, medida con la que conseguiría calmar los temores inflacionistas que están deprimiendo los precios de la deuda en EE UU y, por contagio, en Europa.
Temores inflacionistas
También se interpretaría positivamente que el Bundesbank se mantuviera firme en su reunión del jueves. Es decir, que no modifique los tipos de interés para no alimentar los "exagerados" temores inflacionistas que también pesan sobre la recuperación alemana. Si los bajara, el miedo a una subida de precios se agudizaría y repuntarían, aún mas, los tipos a largo plazo, algo que puede poner en peligro la propia salida de la crisis en Alemania, donde la inversión empresarial está muy condicionada por la evolución de los intereses en los plazos más largos. Si por el contrario, los subiera, el mercado entendería que sus temores son fundados, coinciden en señalar algunos operadores.Finalmente, cabría esperar de la reunión del G-7 algún tipo de compromiso para reestablecer la calma. El presidente Bill Clinton negociará desde una posición de más fortaleza si acude a la reunión con una subida de tipos de la Reserva Federal.
Le serviría para pedir a Alemania y Japón que apliquen en el futuro una medida en sentido contrario con sus tipos de interés, lo que permitiría ampliar el diferencial a favor del dólar y hacer los activos en esta divisa más atractivos.
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