Yekini
Vuelve Nigeria, el equipo alegre y ofensivo que se tragó a Bulgaria en un periquete. Vuelve con un rival de tronío, Argentina. Y en el eje de su ataque, Yekini, el hombre que rezó a quién sabe qué dioses, envuelto en las redes de la meta búlgara, cuando marcó su primer gol en un Mundial.Yekini es un nueve de los de siempre, pero en la mejor de las versiones posibles. Es grande (1,90 y 80 kilos), encarador, rápido y concreto. Potente para chocar con defensas cerradas y rápido para protagonizar contraataques. Se mueve casi siempre por el centro y está bien acompañado por Amokachi, ése que se parece a Pelé en la forma del cráneo, y Amunike, el del zurdazo al palo contra Bulgaria.
Pero el favorito de Nigeria es Yekini, que ha consumido la mayor parte de su carrera en su país. Hace apenas un par de años que saltó al fútbol europeo, al modesto Vitoria de Setúbal, donde el, primer año marcó 38 goles; esta última temporada, mucho más vigilado, se quedó en 26, pero ratificó su categoría.
La fama internacional le está llegando tarde, con los 30 años cumplidos, pero al menos le ha servido para conseguir un contrato estelar con el Olympiakos de Atenas. Yekini tendrá que resignarse a no brillar ya nunca en algún grande del fútbol europeo, pero a cambio está participando de la explosión del fútbol niizeriano.
Porque ha sido máximo goleador de las dos últimas copas
de África: la de Senegal, hace dos años, y la de Túnez, muy reciente, en la que además Nigeria salió campeona. Ha marcado ochor goles en la fase de clasificación para este Mundial y ha sido elegido jugador del año en África tanto por la Confederación Africana de Fútbol, como por la revista France Football.Un rebelde además. Odia los corsés tácticos que les impone su entrenador, el holandés Clemence Westerhof, al que tiene declrada una guerra sin prisioneros. Y es curioso, porque Westerhof fue su descubridor hace cinco años, cuando le aconsejó desarrollar un físico más potente para poder jugar de delantero centro y le preparó una dieta de carnes, frutas y sales para conseguirlo (ahora sus compañeros le llaman Hulk). Pero ahora ha llegado a detestarle tanto por quitar libertad a los jugadores del equipo que en la última Copa de África hizo un llamamiento a la prensa para que le ayudaran a echarle. No lo consiguió, Nigeria ganó el título y Yekini y el meta Rufai fueron los únicos que jugaron el torneo completo. La guerra no tuvo vencedores ni vencidos, pero continúa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.