Hagi solo no pudo
Suiza goleó en la segunda parte a una anárquica Rumania
Suiza le puso el semáforo rojo a Rumania en un partido de ritmo trepidante. Tuvieron uno y otro equipo una gran entereza. Unos defienden un fútbol a la carrera y otros al paso. Salió así un choque muy abierto y entretenido hasta que los suizos acabaron con los rumanos por agotamiento. El resultado refrenda el buen cartel que se ganó el equipo de Hodgson en la fase de clasificación y empañaron contra los estadounidenses con un miserable empate. Pero también los rumanos, pese a la goleada encajada en el segundo tiempo, se merecen un respeto.Llegó Rumania fortalecida en sus creencias después de ganar sorprendentemente a Colombia en el primer encuentro. Rumania corre el Mundial con las botas de Hagi. Pocos le pegan al balón como el zurdo centrocampista que fue despedido por absentismo en el Madrid. El gol que marcó ayer fue de bandera: tomó el cuero a unos 35 metros de la portería, la corrió un par de pasos y antes de pisar la media luna lo clavó junto al poste izquierdo del portero. El balón describió tal parábola que impactó contra la lata de bebida que el portero guardaba en un rincón de su marco. Hagi le da personalidad al grupo rumano, un equipo sutil, de apoyo corto, juego trenzado y disparo certero. Pero también de carácter frágil.
Rumania sólo pudo replicar el tanto inicial de Sutter. La zurda del suizo le dio un dinamismo ofensivo brutal al equipo. Suiza es un colectivo homogéneo, de recorrido largo y fútbol muy directo. Hogson ha hecho un grupo muy competitivo. Tuvo siempre gallardía en un choque muy comprometido, y lo resolvió como sólo hacen los grandes equipos. Los goles fueron goteando el marco rumano como una gota malaya. El partido tuvo en su primer tiempo un ritmo encomiable, con alternativas en una y otra portería y un sentido del juego muy loable. Suiza no quería perder y Rumania quería adornar el triunfo ante Colombia. Los suizos, sin embargo, están más armados que los colombianos. Paran la defensa más atrás y cuesta sorprenderles. Rumania intentó trabajarse buenas penetraciones, porque Hagi y Dumitrescu son auténticos abrelatas y Raducioiu tiene un olfato ofensivo tremendo, pero fracasaron. Se acomodaron algo tras el empate, y los suizos se aprovecharon con un fútbol de ataque y repliegue presidido por la fuerza y la velocidad.
Los rumanos acabaron desfondados por el ímpetu suizo.
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