El Atlético consuela en la Liga Autonómica

El Atlético celebró en familia su primera y única alegría de la temporada. Ganó con autoridad y contundencia el torneo que se inventaron las televisiones para cubrir el vacío de fútbol que provocó el adelanto del final de Liga. Una competición sosa, a la que nadie le ha prestado apenas atención. Tan sólo el Atlético, el único de los participantes que estaba obligado a maquillar un ejercicio desastroso. El Celta, el finalista, llegó con la derrota escrita de antemano. Ni se asomó por la portería de Abel.Fue un partido sin entradas, sin secretos tácticos, sin tensión. Se trataba, simplemente, de pasar el rato con el balón. De divertirse. Y el que más disfrutó fue Benítez. El paraguayo había llegado al Atlético con ilusión, pero le cerraron todas las puertas. Ayer, en su despedida, casi en su debú, dejó destellos de buen jugador. Rápido, inquieto, hábil y tenaz en en la búsqueda del gol. Marcó tres tantos, a cuál más bonito, y cuestionó así su falta de oportunidades.

Y mientras, Carlos Aguiar, el séptimo técnico del Atlético en esta temporada, se despidió bien de su pasajero cargo: cuatro partidos, tres victorias y un título para las vitrinas.