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Entrevista:

"El régimen mexicano ya no resiste"

En julio de 1988 Cuauhtémoc Cárdenas perdió la presidencia de México frente a Carlos Salinas. El próximo 21 de agosto, tratará de desquitarse y poner fin a un régimen, según él, en descomposición.

Nació en 1934, el mismo año en que su padre, Lázaro Cárdenas, fue elegido presidente de México. Así que Cuauhtémoc pasó sus primeros seis años de vida correteando 'Por la residencia presidencial de Los Pinos. Ahora, con su ceño casi siempre fruncido y su andar desgarbado, el ingeniero Cárdenas quiere volver a ocupar su viejo hogar, desde donde pretende democratizar México, terminar con el neoliberalismo económico y borrar 65 años de régimen monolítico del PRI, su antigua casa política.Pregunta. En dos días, dos diarios mexicanos han publicado unas supuestas declaraciones suyas que son contradictorias. En una asegura que por primera vez ve signos de que en estos comicios se va a respetar el voto...

Respuesta. Yo no he dicho eso...

P. Mientras en otra afirma que el proceso. electoral, al igual que ocurrió en 1988, está plagado de trampas.

R. Lo que he dicho es que el Gobierno tendrá que respetar los votos a partir de que la gente se haga respetar. Que, a pesar de que el Gobierno sigue con las maniobras de siempre, la movilización popular hará finalmente que el voto se respete.

P. ¿Qué clase de trampas ha obsdrvado?

R. Para empezar, la manipulación del padrón electoral, del que se han quedado fuera ocho o nueve millones de ciudadanos. Además, hay un 10% de electores asignados a domicilios inexistentes o con dobles o triples credenciales. Estamos hablando de cuatro o cinco millones de votos más, que en una elección tan competida, son muchos. Hemos hecho muestreos del padrón en distintas partes del país, y todos nos están dando entre un 10% o un 15% de irregularidades.

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P. Usted confía en que la movilización popular impida un eventual fraude. Pero en 1988 hubo protestas que valieron de poco frente al reconocimiento internacional que recibió Salinas.

R. Ahora tenemos mayor capacidad de organización y de convocatoria y más presencia territorial que en 1988. Para mí, lo determinante no fue el reconocimiento internacional de Salinas, sino que aquí no hubo resistencia civil coordinada, que ahora es viable. Espero que no tengamos que llegar a esos extremos.

P. El Gobierno ya ha admitido oficialmente a visitantes extranjeros, que no observadores, siempre sujetos a la autoridad electoral mexicana. ¿Qué consecuencias tendrá en el desarrollo de los comicios la ausencia de observadores internacionales?

R. Es una muestra de que el Gobierno no está procediendo con toda la rectitud que debiera. Si no hay nada que esconder, no tendrían por qué negar la presencia de observadores que pudieran empezar desde ya a dar seguimiento a la preparación de todo el proceso de elecciones. No es cuestión de que se haga una observación en la jornada electoral misma. El 21 de agosto se podrá ver la maniobra burda, no la maniobra sofisticada.

P. ¿Ha desempeñado la revuelta zapatista algún papel en una mayor apertura del sistema?

R. La revuelta ha dejado a la, vista cuales son los problemas que no sólo provocaron el levantamiento en Chiapas, sino que pueden crear tensiones igual de graves si no se les presta atención, problemas que se derivan de la miseria, del abandono, del despojo de tierras, de la falta de democracia, de la corrupción de las autoridades. Todo esto sumado crea un caldo de cultivo de tensiones sociopolíticas que ha quedado patente.

P. Usted ofrece una imagen muy adusta frente a los arranques populistas de su principal rival, el priista Ernesto Zedillo. ¿No cree que esa sobriedad le distancia de la gente?

R. Yo me presento como soy. Las situaciones de miseria y de abandono que uno encuentra en el país no son como para estar riéndose. Y desde luego, pretender que yo limpie zapatos o que reparta periódicos... Me resulta un teatro que no estoy dispuesto a hacer, por la responsabilidad que tengo como dirigente y por la gente misma.

P. Desde algunos sectores se le acusa de tener planteamientos contradictorios en materias tan importantes como el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (TLC), al que el PRD se opuso con fuerza y que ahora parece aceptar.

R. No ha habido cambios de nuestras posiciones. Hay cambios en las realidades. Nunca rechazamos un estrechamiento de las relaciones económicas con Estados Unidos, al contrario. Lo que dijimos era que queríamos un convenio de mayor solidez y proyección que e que se esta a negociando. Desde principios de 1991 planteamos un acuerdo continental que reconociera las diferencias económicas entre los tres países, que hubiese pensado en echar mano de distintas herramientas económicas, y no sólo de la apertura comercial. Planteamos un esquema similar al de la Unión Europea cuando se incorporan España, Portugal y Grecia, con la constitución de fondos de compensación. Se negoció con mucha precipitación. Ahora ya se firmó el acuerdo. Vamos a perfeccionarlo.

P. ¿Cree que Estados Unidos aceptará una marcha atrás?

R. En términos generales, habría que introducir algunas modificaciones, referidas sobre todo al sector agropecuario, que se ha quedado en una situación muy desfavorable. Creo que siempre se puede negociar cuando el Gobierno tiene respaldo interno y autoridad moral. Estados Unidos no tiene una posición monolítica. Varía según los sectores políticos. Ningún acuerdo internacional es inamovible.

P. Chiapas, los asesinatos del cardenal Posadas y Luis Donaldo Colosio, los secuestros de financieros. ¿Ve usted, como otros, una mano negra detrás de todos estos sucesos?

R. Yo no veo relación directa entre todos estos casos más allá de lo que los une: la crisis del sistema, la descomposición social y política a las que han llevado al país las últimas administraciones, sobre todo. Nos están mostrando el grado de descomposición al que ha llegado el régimen actual. Este régimen ya no resiste, tiene que ser sustituido por un sistema político distinto.

P. La muerte de Colosio ha dado pie a especulaciones alimentadas de una forma u otra por sectores enfrentados del PRI. ¿Cómo interpreta esta situación?

R. El PRI está ya en plena descomposición, y cada vez es más clara su dependencia del Estado, Si miramos cómo se designó al mismo Colosio, a Zedillo -el famoso telededazo-, al nuevo presidente o al secretario general, vemos que es en la misma forma en que se designa a un subsecretario o a un embajador, lo que significa una clara intervención de Salinas en la vida de su partido. Para mí, todo lo sucedido, los últimos cambios, van a que Salinas quiere prolongar su vida política, lo cual, desde mi punto de vista, resulta imposible. Pero él se aferrará a eso hasta el último momento.

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