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La derrota de Major en las parciales británicas pone en peligro su presencia política en Europa

La devastadora derrota del Partido Conservador británico en las cinco elecciones parciales a la Cámara de los Comunes, que se celebraron el jueves coincidiendo con las del Parlamento Europeo (PE), hace pensar a algunos analistas en la posible desaparición del primer ministro John Major del mapa político europeo. Los tories perdieron ayer uno de sus feudos y quedaron relegados a un humillante tercer lugar en otras dos circunscripciones. Conservaron un pobre segundo lugar en las dos restantes, feudos laboristas. En las europeas, anoche todavía no existían datos aproximados, aunque algunas estimaciones atribuían a los conservadores sólo 12 euroescaños de los 32 que tenían en Estrasburgo.

Nada se sabe tampoco sobre cuál puede haber sido el comportamiento de los electores en la consulta europea. Por no saberse ni siquiera se conoce el porcentaje de abstención, que de manera aproximada algunos periódicos situaban por encima del 60%.El fracaso absoluto de los muestreos de este tipo elaborados en las pasadas elecciones generales de abril de 1992 parece haber desterrado esta práctica de las consultas electorales en el Reino Unido. Sólo la Sociedad para la Reforma Electoral ha prometido ofrecer hoy estimaciones sobre los resultados de Londres.

A título casi privado, aunque con una base de encuestas de última hora, varios analistas de empresas de sondeos consultados por el diario The Independent, otorgaban a los conservadores un hipotético 27% de los votos, frente al 47% para los laboristas y un 22% para los liberal demócratas.

Los porcentajes traducidos a escaños dejarían 64 en poder de los laboristas y 12 en manos conservadoras, mientras el partido liberal demócrata de Paddy Ashdown obtendría por primera vez representación en Estrasburgo con 6 eurodiputados. El Partido Nacionalista Escocés doblaría, de uno a dos, su representación europea. No obstante, Gallup mantenía una expectativa mínima para los tories que sólo conservarían 5 eurodiputados.

El margen para el optimismo en el Partido Conservador es mínimo. Si los resultados de las elecciones europeas reproducen en algo el comportamiento de los votantes que el jueves eligieron cinco nuevos parlamentarios de Westminster para cubrir otras tantas vacantes en la Cámara de los Comunes, el desastre conservador será mayúsculo. El partido de John Major sufrió una derrota histórica, más grave de la que vaticinaban las encuestas. Los tories perdieron no sólo su escaño por Eastleigh -ganado por el liberal demócrata David Chidgey-, que ocupaba el fallecido Stephen Milligan desde las generales de 1992 y en donde quedaron relegados al tercer lugar, sino que fueron desplazados también a ese puesto en dos de las otras cuatro circunscripciones en liza.

El ministro de Hacienda, Kenneth Clarke, reconoció ayer que estos resultados dejaban clara la "profunda impopularidad" del Gobierno del que forma parte. El presidente conservador, Norman Fowler, admitió también lo "decepcionante" de los resultados y sólo el ministro de Industria, Michael Heseltine, tuvo el valor o la insensatez suficiente como para declararse "extremadamente optimista" sobre el futuro del partido.

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Por más que los tories se muestren decididos a mantener la sangre fría, todos los analistas políticos coinciden en señalar que la cabeza de Major peligrará seriamente si su partido no obtiene un número de eurodiputados de dos dígitos, aunque sólo sean once o doce. SI, por el contrario, consiguen mantener alrededor de 20 escaños de los 32 que poseen, la cosa se saldará con no demasiados daños.

En lo que respecta a la República de Irlanda, donde sólo el 51% de los electores ejerció el derecho al voto, frente al 68% que lo hizo en la consulta de 1989, las encuestas a pie de urna ofrecían ayer buenas perspectivas para Los Verdes y confirmaban la superioridad del partido en el Gobierno Fianna Fáil, que obtendrá la mayoría de los 15 escaños irlandeses en Estrasburgo.

En las filas del Partido Laborista británico además de Toni Blair, portavoz de Interior, otros dos candidatos aspiran a ocupar el sillón del fallecido John Smith. Margaret Beckket, de 51 años, actual líder provisional y vicepresidenta del partido en los años de John Smith, y John Prescott, 56 años, actual portavoz de Trabajo, se postularon ayer oficialmente para dirigir el laborismo. Los dos pertenecen al sector izquierdista del partido. Los laboristas decidirán en un congreso extraordinario, previsto para el próximo 21 de julio, al sucesor de John Smith, fallecido de un ataque al corazón el 12 de mayo.

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