Los 'asesinos del juego' son "dos manzanas podridas" según la madre de un amigo de ambos
dos manzanas podridas dentro del grupo". Así se expresó ayer la madre de un amigo de los asesinos del juego de rol, que perpetraron el macabro crimen de Carlos Moreno el 30 de abril. Los estudiantes madrileños Javier Rosado, de 20 años, y Félix M., de 17 , "son víctimas de la sociedad y del engaño: el juego ese parece inocuo, pero no lo es", agregó la madre. Su hijo estuvo a punto de caer en las garras de Javier y de Félix: intentaron reclutarlo para que les ayudase a seguir matando, pero se negó. La policía cree que el asesinato de Carlos Moreno está relacionado con sectas, y sospecha que sus autores se inspiraron en el crimen de José G., cuyo cadáver fue hallado con 81 puñaladas en Pinar del Rey.
Los padres de la decena de muchachos que compartían tapete con Javier y Félix para competir en el juego Razas están compungidos. Uno de estos padres, interrogado por la policía en relación con el crimen de Carlos Moreno, empleado de limpieza de 52 años acuchillado el pasado 30 de abril por ambos estudiantes, declaró ayer: "Lo que ha pasado me pone los pelos de punta. Somos una familia normal y los críos también; no entiendo lo que ha ocurridoSu hijo se apartó de los presuntos criminales cuando sospechó que querían convertir la ficción en realidad. "Yo ni siquiera sé de qué va ese juego. Deben ser las autoridades las que vean si es o no perjudicial", manifestó.
Varios dueños de establecimientos especializados en juegos de rol aseguraron que durante todo el día de ayer recibieron llamadas de aficionados preguntando si vendían el juego Razas, inexistente en el mercado porque fue creado por los presuntos asesinos.
Javier Rosado y Félix M. vivían en casas acomodadas del barrio de Manoteras. Rosado era el líder y organizador del grupo. Le entusiasmaba practicar el rol y maquinar sus propias historietas.
. Sus compañeros de la Universidad Complutense de Madrid -donde Javier, el mayor de los presuntos criminales, estudiaba tercero de Químicas- también estaban impresionados por lo sucedido. "Estaba más loco de lo que pensábamos", afirmó uno.
"Expediente excelente"
Desde la noche del crimen, sus compañeros del grupo E de Químicas, del turno de tarde, no notaron nada extraño, aunque en los últimos meses le vieron irascible. Discutía por "cualquier tontería con los profesores, sobre todo con los de' prácticas de laboratorio y faltaba mucho a clases", indicaron.
El expediente académico de Rosado era excelente, informa Paz Álvarez "La mayoría de las notas eran de notable alto: todo un fenómeno", apostilló uno de sus profesores. Javier tenía ayer un examen de Química Técnica General, pero, lógicamente, no se presentó, ya que está en la cárcel desde el domingo.
Félix, el menor, estudiaba COU -en la rama de letras puras-, en un instituto del barrio de Manoteras, muy cerca de donde fue hallado el cadáver. Es alto, moreno y de pelo rizado. Tenía un carácter retraído.
"Estaba chiflado y apenas tenía amigos", comentó ayer un compañero de clase. "Escribía poesías en el libro de incidencias de su clase y decía a sus compañeros que estaba preparando una gran obra".
Tras su detención, Félix M. reconoció al juez su participación en la muerte de Carlos Moreno, aunque aclaró que ese día (el pasado 30 de abril) bebió mucho alcohol y no era consciente de lo que hacía: calimochos (vino con cola), conac, anis...
Según su versión, fue Javier -autor después de un espeluznante diario donde relataba el suceso (véase EL PAÍS de ayer)- quien propuso convertir los juegos ficticios en una criminal realidad y quien acuchilló a Carlos Moreno. No obstante, matizó que estaba muy ebrio aquella noche y que "no recordaba" si él asestó alguna de las 16 cuchilladas que presentó el cadáver de Carlos Moreno. Este estudiante de COU señaló también que, después del crimen de Carlos Moreno, siguieron practicando juegos de rol, aunque él se opuso a los deseos de Javier de seguir matando. Félix aseguró al juez que la noche del crimen le costó trabajo conciliar el sueño. La víctima fue hallada detrás de una marquesina de autobús situada a la altura del número 26 de la calle de Becares. Un conductor de la Empresa Municipal de Transportes que se apeó del autobús pasadas las cuatro y media de la madrugada del 30 de abril "para estirar las piernas y fumar un cigarrillo", según su propio testimonio, fue quien halló el cadáver.
La denominada Hermandad Nacional de Juegos de Rol indicó ayer que las informaciones que está difundiendo la prensa ,,ofrecen una visión sesgada y sensacionalista" de esta práctica. El juego de rol es un divertimiento que ahora está de moda entre los jóvenes. Consiste en vivir aventuras imaginarias en torno a una mesa, aunque a veces los contendientes utilizan el espacio físico real.
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