_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La feria

Julio Llamazares

Tradicionalmente, los meses de mayo y junio son en Madrid los meses de las ferias. En realidad, para los madrileños, la primavera entera es una feria que empieza con San Isidro y termina, ya en puertas del verano, con los preparativos para las vacaciones y el fin de los exámenes, que no dejan de ser, al menos para los estudiantes, otra feria: cada uno los cuenta según les va en ellos.Dos son, no obstante, las ferias por excelencia, según los gustos de cada cual, de cada primavera madrileña.

La primera, y la más concurrida, es la feria de los toros, que reúne cada tarde en el coso de Las Ventas a un montón de madrileños y turistas, japoneses sobre todo, y que algunos llaman fiesta en vez de feria, como si fuera algo alegre ver a un toro ensangrentado dando vueltas y carreras por la arena.

La segunda es la de los libros, que se celebra todos los días en el parque del Retiro y que tiene la virtud, entre otros méritos, de ser la mejor rogativa que hacemos los madrileños: en cuanto los libreros sacan sus libros, suele empezar a llover como si se rompiera el cielo. Seguramente, es que esto de los libros provoca en las alturas cierto estremecimiento.

Este año, sin embargo, a las dos ferias por excelencia -a las que habría que añadir alguna otra menor, como la de los artesanos o la de los libros viejos- se ha unido otra menos tradicional pero más agria y polémica: la feria de los políticos, que recorren día y noche la ciudad a la caza de esos votos que hoy más que nunca valen su peso en oro, a juzgar por lo que dicen las encuestas.

Entre chicuelina y libro, entre novela y oreja, asomados a los palcos de la plaza o confundidos como uno más entre los escritores del Retiro, firman autógrafos, toman croquetas, fuman habanos, comentan las excelencias de un natural o las virtudes de la última novela, mientras hacen brindis al sol y guiños a la concurrencia.

Así las cosas, el que no vende libros compra adhesiones y el que no vende imagen compra críticos y/u orejas. Los vendedores estamos por todas partes, como la peste, y ello hace que estos días Madrid entera sea una feria.

Remedando la frase de Eugenio D'Ors -sobre la práctica de las conferencias-, se podría decir que este año, en Madrid, o vendes algo o te venden.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_