"Quiere romper el tabú de la alambrada entre derecha e izquierda"
Fue uno de los socialistas más batalladores contra ETA. Después fue el más rebelde con Felipe González. Quedó marginado política y electoralmente en las elecciones autonómicas vascas de 1990. Ahora, a sus 54 años, Ricardo García Damborenea ha emergido -circunstancialmente, según él- para pedir que se vote al Partido Popular. Su explicación: "Hay que acabar ya con ese sectarismo según el cual los ciudadanos tenemos que estar separados por alambradas. Eso no curre en ninguna parte, y en España dejará de ocurrir pronto".Con algunas arrugas más en la cara, más canas en la barba y sin pelos en la lengua, como cuando defendía a la Guardia Civil frente a los terroristas y a los emigrantes frente al PNV, ahora arremete contra el sectarismo del PSOE. "Hay muchísimos españoles que están viviendo un momento de perplejidad electoral, que están deseando que esto cambie y que no se atreven a dar el paso. Porque todavía arrastran una cierta mala conciencia, que el Gobierno se cuida de cultivar para que no den ese paso. Estamos arrastrando un tabú, y a mí me parece que hay que romperlo. A eso he salido, a romper ese tabú. Los tabúes, por el hecho de serlo, convierten en desestabilizadora cualquier crítica y eso no es admisible porque no es sano".El principal problema político, según él, estriba en que "la democracia española sigue dependiendo demasiado de un partido que monopoliza no sólo el poder, sino que también monopoliza valores. Y hay que corregir eso para que la democracia española sea saludable y madura".
Pregunta. ¿Su apoyo al PP es un ejemplo de lo que Aznar ha prometido: contar con personas ajenas al PP cuando le toque gobernar?
Respuesta. Eso yo no lo sé. Lo que sé es que la idea que tiene Aznar de España es una- idea cómoda, porque en ella caben todos. Quepo hasta yo, que ya es decir.
P. Lo de "ya es decir" ¿lo dice porque en las últimas declaraciones públicas que se le recuerdan usted pedía la superación del capitalismo?
R. Ésa es una manera de hablar, eehhh, utilizando los eslóganes, eehhh, convenidos, en los que todo el mundo se entiende ¿no? Lo mismo que se dice eso se puede hablar de humanizar el capitalismo.
P. ¿Ahora está más en humanizar el capitalismo?
R. Yo estoy en. lo mismo. A mí me parece que en eso de humanizar el capitalismo está todo el mundo. Ese es un valor de la civilización, simplemente.
P. Pero cuando dice que está en lo mismo ¿a qué se refiere exactamente?R. En las mismas posiciones, en los mismos valores y en las mismas ideas que me llevaron a entrar en el PSOE y que, paradójicamente, me llevaron a abandonar el PSOE. Esas ideas son las que me llevan ahora a aconsejar que se vote al PP.
P. Usted ¿qué quiere aportar al PP: su fama de luchador contra ETA o su fama de socialista rebelado contra González?
R. No, no. Yo no pretendo aportar nada al PP. Yo pretendo únicamente quedarme a gusto conmigo mismo diciendo lo que me parece que muchos españoles están deseando oír en este momento: que esta situación no se puede prolongar, que con esto hay que acabar y que la única manera es reemplazar al Gobierno. Y el único que está en condiciones de hacerlo, no porque lo haya querido yo, sino por sus propios méritos, es el PP. Por tanto, a mí me parece que la única forma de actuar en política eficazmente ahora es ayudar a que gane el PP.
Damborenea matiza que no va a afiliarse al PP. Dice que quedó un tanto escaldado de la vida de los grandes partidos y que, además, el PP tiene sus posiciones y él tiene las suyas. Cree, hoy por hoy, que seguirá como independiente hasta que se muera. "Quiero conservar el derecho a decir pasado mañana que el Gobierno lo está haciendo mal, gobierne quien gobierne". Por tanto, dice, su apoyo al PP no implica su regreso a la vida política.Pero Damborenea lleva tiempo instalado profesionalmente en los aledaños de las política.
P. ¿De qué vive usted hoy?
R. De mi esfuerzo.
P. ¿En qué ocupación?
R. Tengo una consultoría.
P. ¿Qué tipo de asesoría?
R. La clientela es variada. Pero yo de esto prefiero no hablar. Yo no soy un cargo público y por tanto no tengo que dar cuenta de mi vida privada. Mi clientela está formada por todo el mundo que está interesado por la marcha de la política. Y eso le interesa a empresas, a algunas embajadas, a organizaciones religiosas, a grupos políticos, a políticos aislados...
Éste ex secretario provincial de los socialistas vizcaínos recuerda con orgullo que él ya dijo en 1986 que al PSOE le convenía una pasada por la oposición para recargar baterías. "El PSOE tuvo", según su versión, "una magnífica primera legislatura. La segunda fue menos que regular. La tercera, francamente mala. Y la cuarta es esto. El PSOE", dice con énfasis, "ya ha agotado todas sus posibilidades de aportar algo positivo a la sociedad española. Sería bueno que cargara de nuevo sus baterías, en la oposición. Pero del mismo modo que defiendo la importancia de que exista una partido de centro-derecha que garantice la estabilidad de la democracia española me parece muy importante que el PSOE no se descomponga".
A Ricardo García Damborenea le parece irrelevante el elogio de Mercedes de la Merced (PP) a la sensibilidad "social" de Franco. Porque la figura de Franco interesa a quienes como él, dice, le sufrieron, y luego han leído libros y biografías sobre el general. Para las generaciones posteriores, agrega, Franco resulta tan remoto como Godoy. Por eso no es extraño, argumenta, que no les interese, que no le conozcan y que se equivoquen cuando hablan de él.Más interés tiene, según él, el hecho de que "hoy no se sabe exactamente dónde termina la derecha y dónde comienza la izquierda. Por hacer una broma, yo puedo decir que la izquierda española se extiende hasta Puerta de Hierro [zona residencial de Madrid] y que la derecha está llegando a los barrios populares. De modo que no hay alambradas ni fosos entre la izquierda y la derecha".
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