De la jubilación a Primera
Abel, cuatro años después de dejar el fútbol, a un paso del ascenso con el Toledo si supera al Valladolid
"Lo dejo; lo mío ya no es esto". Abel Díaz no suponía hace cuatro años, cuando tras un montón de sinsabores decidió abandonar el fútbol para dedicarse de lleno a sus estudios de geología, que acabaría en Primera División. Nueve meses después de su retirada volvió a, los campos, aunque sólo para matar el gusanillo. Hoy, a los 31 años, está a un paso, si el Toledo vence o empata frente al Valladolid (Zorrilla, 19.00), de cumplir su sueño: jugar en la máxima categoría.Al principio de su carrera, todo fueron alegrías. Su nombre empezó a sonar en el Leganés. Los ojeadores del Atlético lo siguieron, se asombraron de su acción favorita (salto, un par de segundos en el aire y cabezazo) y lo llevaron al filial. Allí vivió de todo: variación de posiciones (centrocampista o defensa central), una grave lesión de rodilla, varios meses sin cobrar, las intrigas de Rubén Cano, un ascenso con el Madrileño a Segunda, rumores de pasar al primer equipo en la época de Peiró y, por fin, una despedida silenciosa.
Era junio de 1990. Como el Atlético le debía dinero y no estaba por la labor de pagar, decidió denunciarlo ante la AFE. Abel cavó su propia fosa. El mercado se llenó de informes negativos sobre las cualidades del jugador. De pronto, los equipos dejaron de mostrar interés por aquel defensa central, que podía jugar de centrocampista y que saltaba, se paraba un par de segundos en el aire y cabeceaba.
Al fin, logró que el Rayo, entonces en Segunda, le hiciera una prueba. Alguien se encargó de estropear la operación. El chaval no disgustaba, pero, por si acaso, había que. pedir opinión al Atlético: "Tiene una rodilla maltrecha. Inservible para el fútbol". El Rayo se desentendió.
Decepcionado, Abel arrojó la toalla. Dejó el fútbol para siempre. Al menos, eso parecía. Se econdió en su carrera de Geología, hasta acabarla. Nueve meses después de colgar las botas, el Móstoles le pidió ayuda en el final de temporada y lo recuperó.
Unas semanas después, ya en. la campaña siguiente, Emilio Cruz, que le conocía de la etapa en el Madrileño, se lo llevó al Toledo. La modestia del equipo, un simple Tercera, y la proximidad de Madrid, 50 kilómetros, le permitiría seguir en su casa y avanzar en sus estudios (dos cursos de gemología, uno de especialización en diamante ... ). Luego, el 5 Toledo inició su escalada hacia el cielo: de Tercera a Segunda B; de Segunda B a Segunda, y de Se gunda a la promoción de ascenso a Primera frente el Valladolid (1 - 0 en la ida). Hoy se juega la vuelta en Zorrilla. Y siempre, pese a aquella rodilla maltrecha que lo había dejado inservible para el fútbol, con Abel de titular.
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