Los detractores
Todos los años, al comenzar San Isidro, un escritor por lo demás racional publica un frenético ataque a los toros, artículo tan esperado en algunas parcelas que ahora aparece bajo el, pretencioso titular El artículo. Por las mismas fechas, se moviliza el bienintencionado pero endeble -lobby antitaurino. Se diferencian en que mientras el primero adopta una pose de autobombo en obvia imitación del antitaurinismo del mítico Eugenio Noel, los segundos se creen de verdad que van a acabar con la fiesta más brava."Aunque no sea hasta el próximo siglo, algún día este cruel espectáculo desaparecerá", dijo el otro día Consuelo Polo, vicepresidenta de la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA), en su oficina de Gran Vía, 31. La secundó la presidenta, Mariana Sanz de Galdeano: "La actitud de los españoles hacia los toros está cambiando a mejor".
Pero queda un largo camino por recorrer: "ANDA intenta que se cumplan las leyes, más bien flojas, de protección a los animales. Lo paradójico es que la fiesta taurina, la manifestación más flagrante, está exenta de esas leyes". Si bien Interior y la Comunidad de Madrid prestan una colaboración "cada vez más valiosa" estas dos luchadoras denuncian un enorme compló a favor de la fiesta.
"Los medios de comunicación son total mente parciales. Continuamente se entrevista a toreros, pero a nosotros únicamente nos llaman cuando hay algún debate. Este es pectáculo sólo sobrevive gracias a la enorme cantidad de dinero que mueve". Añaden que si bien las organizaciones de1 resto de Euro pa, lejos de tirar la toalla, están esperando iniciativas españolas para luchar contra los toros, Ios eurodiputados españoles están presionados por sus partidos para no tratar el tema".
La lucha continúa. El domingo pasado al mediodía unos trescientos detractores se manifestaron delante de la plaza de Las Ventas. "Hubo algún roce con aficionados, pero mucha gente nos apoyó" dice Consuelo. Los fieles entonaron, a los acordes del Himno a la alegría de Beethoven, su propio himno, que comienza: "Escucha, toro, te cantamos este día / la buena nueva que te anuncia una alegría... / Ya no saldrás a la arena, ni con tu sangre gozarán / Tu, piel de seda ningún dardo atravesará...".
Por la tarde la plaza se llenó de fieles al culto taurómaco. Jalearon a un varilarguero que picó por derecho, aplaudieron a banderilleros que clavaron con guapeza y se extasiaron con la torería del espada Frascuelo. Llovía. Pero nunca llueve a gusto de todos.
