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Maastricht se aleja

Suelo utilizar dos criterios para saber i las. cosas van. bien en Europa. Cuando los agrarisistas e industrialistas de la oposición dicen que alguna medida comunitaria no conviene a España, significa que sí le conviene. Cuando el presidente Delors se enfada con algún Estado miembro, es que Europa evoluciona hacia una situación me nos agarrotada y frágil, que se hace más abierta y competitiva.Jacques Delors, en la última reunión del Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la Comunidad Europea (CE), ha atacado con inusitada dureza la propuesta presentada por el ministro alemán de Finanzas, Theo Waigel, consistente en que se cree un grupo de expertos para hacer una lista de la legislación comunitaria a derogar.

Jacques Delors replicó que la propia Comisión ya estaba examinando cómo corregir sus defectos burocráticos: se vio que temía que esos expertos intentasen poner en solfa los poderes concedidos por el Tratado de Maastricht a la Comisión en materia de política industrial y política social.

. Sin duda le atemorizó a Delors el hecho de que el ministro de Hacienda británico, Kenneth Clarke, saltara inmediatamene a la palestra en defensa de Waigel._Las - palabras del británico Clarke recogidas por el Financial Times son irónicamente elocuentes: "El presidente Jacques Delors nos dio un espléndido ejemplo de por qué una burocracia nunca reformará sus propios procedimientos, al mostrar alguna resistencia a la idea de que se podría progresar más aprisa en aligerar el peso sobre la industria europea de un exceso de legislación comunitaria".El trasfondo de todo ello es que Delors teme ver engrosar con un contingente alemán y una brigada italiana las filas de la oposición a la Carta Social del Tratado de Maastricht, hasta ahora principalmente formadas por los conservadores británicos: el ministro de Asuntos Exteriores de la II República italiana es un conocido euroescéptico.No me cabe duda de que los principios recogidos en la Carta Social de Maastricht dañan los intereses de los parados europeos. Al contribuir el encarecimiento de los costes de producción de las economías europeas, también dañan a la larga los intereses de todos los trabajadores de la Comunidad.Los británicos se han librado de aplicar esa Carta Socíal en su país. Han conseguido para sus empresas la ventaja relativa de unos sindicatos inteligentes y una fuerza de trabajo flexible. No están, pues, cometiendo un pecado de dumping social, sino ejerciendo la virtud económica de la competencia.

El engendro socialista y democristiano de la Carta Social hace un daño especial a los trabajadores desempleados de España y de los miembros más pobres de la Comunidad, que no incomodan demasiado a los intereses industriales de los países del norteturopeo, a menos que, como Volkswagen, hayan invertido cuantiosamente en España.

El ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, tras conocer al profesor Antonio Martino, su pendant italiano, ha dicho que "Martino fue euroescéptico, pero se ha arrepentido. Ello me tranquiliza, pues nuestro ministro de Exteriores no suele enterarse de nada. El profesor Martino, antiguo presidente de la Mont Pélerin Socity y muy conocido liberal ortodoxo, añadirá sin duda su voz a las que claman por una Comunidad Europea descentralizada y librecambista.

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