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Procesada por echar lejía en el biberón de la nieta de su marido

Un juez de Madrid ha procesado por dos asesinatos frustrados a M. J. D., una mujer de 24 años a la que acusa de cometer auténticas salvajadas para acabar con la vida de la nieta de su marido, de un año de edad. En una ocasión, por ejemplo, echó lejía en el zumo de naranja que había preparado la madre de la pequeña.No está claro el móvil de estas fechorías, aunque los investigadores desde un principio han apuntado a los celos: la acusada (que está en la cárcel desde el pasado verano) pudo idear el asesinato de su nietastra ofuscada porque su esposo, de 50 años, se desvivía más y miraba mejor a su nieta que a su propio hijo.

Su hija, la madre de la niña maltratada, se fue a vivir con su progenitor tras enviudar éste y separarse ella de su marido. Por esa época, principios de 1992, su padre -un conserje de instituto- se casó con la hoy procesada, 26 años más joven que él. Fruto de ese segundo matrimonio nació un niño.

Se dio la circunstancia de que su nueva esposa y su hija se quedaron embarazadas casi a la par y tuvieron a sus respectivos bebés con apenas semanas de diferencia. Todos vivían en el mismo domicilio y dependían económicamente del abuelo.

Es en este contexto cuando afloran las rencillas y cuando la procesada, según la resolución judicial, añade lejía al biberón de zumo de naranja preparado por su hijastra para alimentar a la niña. Eso lo hizo el día de fin de año de 1992. "Afortunadamente, la madre de la niña notó el olor y no llegó a darle el biberón", según la resolución judicial.

Sólo unos meses después -el 5 de julio de 1993, sobre las nueve de la noche- la madre de la niña observó algo muy raro en el rostro de su bebé. No lo pensó dos veces y corrió con ella al hospital del Niño Jesús. La pequeña salvó la vida casi de milagro. En su pequeño estómago había unas extrañas sustancias que difícil mente habrían llegado hasta allí por accidente, según el informe de los forenses. La abuelastra había obligado al bebé a ingerir alcohol etílico mezclado con fármacos: en concreto, pastillas de Primperán y Mircol, según la citada resolución.

A estas dos salvajadas se suma otra igual de cruel dirigida también contra la pequeña, aunque el juez desconoce quién fue el autor. Ocurrió el 29 de octubre de 1992. Un 20% del cuerpo de la niña sufrió ese día importantes quemaduras. Alguien había acercado "demasiado a su piel" una placa de calefacción. El juez imputa a la procesada dos asesinatos frustrados, pese a que hubo tres intentos de acabar con la vida de la pequeña, y ha decretado que siga en la cárcel hasta el juicio.

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Una vez procesada, el fiscal solicitará las penas que crea oportunas por sendos asesinatos. Después, la Audiencia de Madrid fijará la fecha del juicio.

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