¿Protestar por escrito sirve de algo?

Soy de las personas a las que les gusta plasmar sobre el papel sus opiniones y juicios, y también por escrito denunciar lo que ven mal. No lo hago lo bien que quisiera por mi falta de preparación, pero siento la necesidad de hacerlo y a la vez comunicárselo a los demás por si les puede servir de algo; y cuando lo hago, procuro no cargar las tintas en tal o cual persona o cargo, suelo hacerlo en plan de reflexión para que cada persona que lo lea piense si tiene que ver algo con lo que yo quiero comunicar. Porque, cuando se dan problemas sociales de cualquier índole, la culpa de que tales problemas sucedan está repartida entre más de un ciudadano, aunque las responsabilidades nunca sean las mismas. Ejemplos: si un político hace mal una gestión, éste es el culpable de su mal hacer, pero también son culpables el partido que le ha puesto en tal responsabilidad y las personas que han votado a tal partido, y el conjunto de la sociedad por no participar más en dichos partidos y forzar un mejor funcionamiento de los mismos. Si hay suciedad en el pueblo, le echaremos la principal culpa al concejal delegado sobre el tema, al alcalde que le ha nombrado, quizá también a los empleados municipales que tienen que hacer tal misión y ¿por qué no vamos a tener culpa los vecinos, con lo guarros que somos?, y sálvese el que pueda, etcétera.Hay personas que me preguntan si creo que estas cartas sirven para algo. ¡No lo sé! Yo, por lo menos, las escribo para que sirvan, procuro mandarlas a las autoridades, a las instituciones implicadas en los problemas y a los medios de comunicación a los que puedo llegar, y aseguro que han sacado mis cartas medios de comunicación de alcance nacional como EL PAÍS y otros, incluyendo la radio y los medios locales, que son los que mejor me tratan, lo cual les agradezco. Me han dado acuse de recibo a mis escritos el Defensor del Pueblo, el Senado, la Presidencia del Gobierno, entre otros. ¿Se imaginan los lectores de esta carta que si cuando los ciudadanos tengamos problemas concretos y que afecten a un colectivo, a la vez de manifestarnos para su solución (y eso lo hacemos poco), inundáramos de cartas las redacciones de los medios de comunicación para que éstos entendieran el problema, y las oficinas de las distintas administraciones como ayuntamientos, comunidades autónomas, ministerios y todos los entes que de éstos dependen, como también los grupos sociales como partidos en la oposición, asociaciones, sindicatos, etcétera, quizá sí tuvieran efecto nuestras cartas?.-