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El recuento electoral será largo y difícil en Suráfrica

El Congreso Nacional Africano (ANC) de Nelson Mandela parecía ayer abocado a una gran victoria electoral en Suráfrica, de confirmarse las tendencias de los primeros sufragios escrutados. Los analistas estimaban que el ANC rondará el 60% del favor popular, suficiente para, además de convertir a Mandela en el primer presidente negro de Suráfrica, gozar de una holgada mayoría en el futuro Gobierno de Unión Nacional. Pero los resultados iniciales de las primeras elecciones democráticas celebradas en Suráfrica tardarán una infinidad en hacerse públicos.

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Sólo a media tarde empezó un lentísimo goteo, cortado de inmediato, que además de sugerir una amplia mayoría para el ANC indicaba que el Partido Nacional del presidente Frederick W. de Klerk iba a lograr a victoria en las elecciones para el Parlamento provincial del Cabo Occidental.Cyril Ramaphosa, secretario general del ANC, no quiso comentar unos resultados que consideraba poco significativos, aunque habló de victoria arrolladora. "No quiero hacer profecías", dijo antes de animarse: "Va a ser una espléndida victoria y confiamos en obtener más del 60%".

El complejísimo recuento -transporte de las urnas de 9.000 colegios electorales a 500 centros, contraste del material recibido en cada uno de esos centros, escrutinio, confirmación del escrutinio, remisión de datos, acumulación de esos datos con otros y, por fin, anuncio de ese resultado parcial- estuvo plagado de contratiempos y al caer la noche había numerosos centros de recuento en los que no se había empezado con la labor.

La Telefónica surafricana emitía ayer un anuncio radiofónico en el que presentaba el catastrófico panorama de incomunicación electoral que viviría el país de no haber teléfonos. Uno de los fallos sería que "no habría resultados hasta el próximo mes", que es exactamente lo que va a ocurrir. Abril terminó sin que hubiera riqueza de resultados oficiales y un representante de la Comisión Electoral Independiente (CEI), encargada de todo el proceso, apenas pudo decir que para media tarde de este domingo habría datos incuestionablemente significativos, aunque sin prever el anuncio de un porcentaje de lo escrutado.

Ramaphosa no pudo sino pedir paciencia a sus seguidores, un ejercicio que, al fin y al cabo, los negros han estado realizando todas sus vidas. Como dijo otro portavoz del ANC, "hemos estado esperando 82 años [desde que se fundó la organización] y podemos esperar un día más para conocer los resultados".

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El ANC basaba su confianza en la victoria en la alta participación electoral, que creó problemas logísticos por todo el país. De Klerk y Mandela están convencidos de que esos incidentes y lo accidentado del recuento no impedirán que las elecciones sean declaradas "libres y limpias", pero otros partidos de la izquierda, como el Congreso Panafricanista, ponían en duda ese veredicto de las dos fuerzas mayoritarias.

El líder zulú Mangosuthu Buthelezi jugó por su parte, como siempre, con la ambigüedad: aceptará el resultado que se haga oficial, pero no podrá impedir que algunos de sus seguidores se comporten de forma indebida y se sientan engañados. Ramaphosa y Mandela estaban ayer ya pensando en el futuro aunque les distraía constantemente la atención el desbarajuste del escrutinio.

El presidente del ANC ha dejado caer la idea de que no tendrá objeción en elevar los impuestos para financiar el Programa de Reconstrucción y Desarrollo que tiene en cartera el ANC. Ese plan para crear empleo, construir viviendas y mejorar servicios básicos para los negros es sagrado para Mandela. "Es inconcebible que vayamos a hacer recortes en esa política" señaló el futuro presidente de Suráfrica. Todo el mundo tiene que pagar unos impuestos justos".

Ramaphosa, que suena como vicepresidente ejecutivo del Gobierno de Unión Nacional a la par que De Klerk, no defendió por su parte aspectos concretos y prefirió hablar del gran espíritu de hermandad que se ha adueñado del país. "Hay mucho en juego como para permitir que ese espíritu se desintegre", dijo. "SI no aprovechamos esta oportunidad, todo estará perdido".

Las celebraciones por la futura victoria del Congreso Nacional Africano (ANC) van a reverberar en todos los rincones de Suráfrica. El potencial de conflicto sangriento entre seguidores del ANC y otros partidos rivales es muy alto en algunas zonas del país, y la organización que preside Nelson Mandela se ha apresurado a pedir a sus bases la máxima precaución a la hora de manifestar su euforia.

"Hemos hecho saber a todas nuestras estructuras que cuando se conozcan los resultados y la gente empiece a celebrarlo, exprese su alegría de forma que no nos prive de la victoria lograda", manifestó Cyril Ramaphosa.

Acopio de alimentos

Las previstas celebraciones del ANC producen escalofríos en comerciantes y transeúntes y muchos blancos han comprado alimentos en abundancia en previsión de que la toma festiva de las calles degenere en conflictos de orden público que puedan durar varios días. Son temores exagerados entre los habitantes de ciudades como Johanesburgo o Ciudad del Cabo, pero hay otras regiones en las que un exceso de celebración puede tomarse como una burla sangrante.

En Natal-Kuazulu, donde sólo en vísperas electorales dejaron de matarse seguidores del ANC y del Partido de la Libertad Inkatha (IFP), se prevé una tensión poselectoral muy alta, sobre todo si el resultado es muy ajustado y la parte perdedora siente que la otra le ha privado de la victoria con malas artes.

Más información en Domingo 14 y 15

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