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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Firmantes de pesetas y de dólares

La firma del señor Mariano Rubio figura impresa en los billetes de banco de la época. En los billetes de dólar americano viene otro nombre. En el ubicuo billete de un dólar americano, del todopoderoso dólar, ese que ya vale casi 150 pesetas, figura la efigie del presidente Washington. En un rótulo de una cierta ingenuidad se anuncia que esa nota, el dólar, es lo que sirve para pagar todas las deudas públicas o privadas. Y un poco más abajo aparece la firma del tesorero de Estados Unidos, Catalina Vázquez Villalpando. No deja dé ser curioso que en el anglófono país el tesorero, o la tesorera, responda a un nombre y unos apellidos tan rotundamente castellanos.Aparte de esa coincidencia de las firmas en el espacio de los billetes de banco, no existen otros paralelismos entre la señora Vázquez y Rubio. El tesorero de Estados Unidos es un funcionario con tareas de representación y funciones que tienen más de contable y custodio que otra cosa. El cargo político es el secretario del Tesoro, equivalente al ministro de Hacienda. Y el que dirige el banco nacional es otra persona, actualmente el señor Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, el organismo que controla los depósitos, las reservas, fija los tipos de interés, etcétera.

El compromiso en que Mariano Rubio ha puesto la credibilidad pública en algo tan serio y a la vez tan común como es el dinero merece todas las condenas. Ya nadie podrá, al menos simbólicamente, fiarse del valor de un billete de banco que contenga su firma. Son todos y cada uno de los billetes de banco y la confianza habitual que se tienen en su valor lo que este banquero ha puesto en entredicho.

Ya resulta bastante oprobioso que 19 años después continúen circulando por el país monedas de curso legal con la efigie de Franco, caudillo de España por la G. de Dios.

En tiempos se decía que la g mayúscula no ocultaba la gracia de Dios, sino la guasa de un dios que malquería a los españoles. Que ahora continuemos pagando nuestras compras o nuestras deudas con un papel cuyo valor viene avalado por la firma de Mariano Rubio es una guasa que no tiene nada de gracia.

Cuando desaparezcan las monedas del dictador y. todos los billetes que llevan la firma de Mariano Rubio de la circulación, empezaré a creerme que hemos superado las cutreces de nuestra historia reciente.-

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