"Berlusconi prefiere la política al dinero"
"Berlusconi es un convertido a la política", asegura a EL PAÍS Arrigo Levi, editorialista de Il Corriere della Sera y anteriormente de The Times de Londres. Ha sido director de La Stampa de Turín y es hoy uno de los analistas políticos más agudos de Italia.
Pregunta. ¿Podría darme un juicio británico sobre la situación italiana?
Respuesta. Es un fenómeno casi de autodestrucción de un sistema político que contaba con grandes realizaciones pero que, tras 40 años sin recambio político, ha desmentido a Andreotti cuando decía que "el poder corrompe a quien no lo tiene". Lo positivo es que Italia no estaba tan enferma como para no darse cuenta de su mal y ha tenido la vitalidad necesaria para reaccionar.
P. Entonces, ¿no le da miedo la nueva Italia que se está pergeñando?
R. Sí, y no porque ignoremos aún la verdadera solidez de la coalición de derechas que ha ganado las elecciones. Son tres partidos muy diferentes, con grandes tensiones internas que se disputan un mismo electorado. Me sentiría más tranquilo si el partido de Fin¡ hubiese renegado de su pasado fascista como el PDS de Occhetto lo ha hecho con el comunismo.
P. Los italianos han apostado por un empresario castigando a los políticos. ¿Se volverá otra vez a la política de profesión?
R. Sin duda. Y pienso que si Berlusconi no convierte ahora en partido lo que es sólo un movimiento improvisado y sin ideología, se le podrá desmoronar todo con la misma rapidez con que, lo ha creado, en sólo dos meses.
P. Usted que conoce tan bien a Berlusconi, ¿qué piensa de él?
R. Que ha descubierto su vocación política. Creo que prefiere la política al dinero, que antepone la política a sus intereses económicos. Es un fenómeno sin precedentes y no es verdad que haya ganado por la fuerza de sus televisiones.
P. ¿Por qué entonces?
R. Porque en las llamadas sociedades en fusión, al entrar en crisis se establece una misteriosa relación entre ellas y los capos que se le presentan. Y es un fenómeno que creo podría multiplicarse en Occidente. Berlusconi consiguió proyectar una imagen de novedad con un mensaje de optimismo.
P. ¿Podría definir el estado de ánimo de los italianos?
R. Es un estado de incertidumbre, dramático pero no trágico. Al desafío de la corrupción política los italianos han respondido apostando por movimientos nuevos. Y no podemos olvidar que ya en los dos últimos años la sociedad italiana ha respondido con reformas económicas serias, con un gran acuerdo entre sindicatos y patronal que le ha permitido frenar la inflación.
P. ¿Qué piensa de la corrupción política. ¿Podría compromter la democracia?
R. Paradójicamente es un fenómeno de países jóvenes, en pleno desarrollo económico, con ganas de crear riqueza y de disfrutarla. Lo importante es saber atajar la corrupción a tiempo.
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