Muerte de un burócrata

1.15 / La 2

Cuba, 1966 (80 minutos). Director: Tomás Gutiérrez Alea. Guión: Alfredo del Cueto, Tomás Gutiérrez Alea. Intérpretes: Salvador Wood, Manuel Estanillo, Silvia Planas. Drama.

Desconocido y marginado en los circuitos comerciales durante años, el cubano Tomás Gutiérrez Alea es uno de los más interesantes directores del panorama hispano que, gracias a su última realización, Fresa y chocolate (que se estrena esta semana en España), ha conseguido por fin el reconocimiento internacional que no había tenido a la largo de varias décadas de hacer un cine magistral. Criticado duramente por los intelectuales del exilio exterior, Gutiérrez Alea nunca renunció a la esperanza en un mundo mejor que representó la revolución cubana y es un defensor, siempre desde una óptica crítica, del socialismo como proyecto humano. Con Muerte de un burócrata, una de sus grandes películas, comienza un magnífico ciclo anunciado y retrasado varias veces por Televisión Española. En este filme hizo una crítica irónica, que roza un surrealismo cercano a Buñuel, de la burocracia. Narra la historia de un hombre ejemplar que, cuando muere, es enterrado con el carnet sindical. Los auténticos problemas empiezan cuando su viuda descubre que este documento es imprescindible para que pueda cobrar su pensión.