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Entrevista:

"No quiero lapidar a nadie ni crear juicios paralelos. Mi idea es no hacer sangre"

Después de vencer un susto cardiológico y tras despedirse el viernes de Tal cual, Ángel Casas (de 48 años) vuelve hoy (23.30) para presentar Los unos y los otros, el programa con que la primera cadena de TVE retoma los debates en horario estelar.

Pregunta. En Los unos y los otros, ¿hay opinólogos profesionales que se atreven a debatir sobre cualquier tema?

Respuesta. Es un programa de debate y de tertulia. No creo que sea estrictamente necesario un experto para ayudar a configurar una opinión. Es un programa de hablar mucho, y espero que sea coloquial, desdramatizado, sin acritud.

P. ¿Desdramatizado?

R. Yo procuro tomarme la vida de forma desdramatizada, porque si no me da un achuchón. La vida sin sentido del humor es espantosa. Me creo capaz de desdramatizar, voy a ser la y griega, la bisagra, la conjunción copulativa... Lo de copular me gusta más, hombre.

P. ¿Qué significa para usted dejar La 2, la inmensa minoria, y pasar a la prime time de la cadena gubernamental?

R. Estar en La 2 es un lujo para un profesional. Nadie te va a hablar mal de La 2. Viste mucho decir que ves La 2. Pero yo no soy un sprinter, soy un corredor de fondo, y las cosas me funcionan con el tiempo.

P. ¿A quién quiere entretener? ¿A los teleadictos, a sus fans o a toda la familia?

R. He hecho siempre entretenimiento. Por mi pasado progre, procuro tener un código ético al que soy bastante fiel, un cierto sentido del ridículo y del pudor. No quiero lapidar a la gente ni crear juicios paralelos. Mi idea es procurar no hacer sangre.

P. Las cadenas de televisión se contraprograman, y ¿los presentadores también?

R. Sí. He modificado temas de Tal cual porque me los pisaron. Parece que tenía espías.

P. ¿Usted no tiene espías?

R. La verdad es que no tengo, y ahí me duele. No consigo saber qué es lo que van a hacer mis compañeros con la suficiente antelación. Pero ¡fórmulas de televisión tampoco hay tantas! En televisión funciona lo más elemental. Ya puedes poner un decorado de millones, neones que se encienden y se apagan, un videomuro o lo que sea, pero si la química no funciona, no hay nada que hacer.

P. Además del decorado hay quien basa la química televisiva en la guapura. No es su caso.

R. Las cámaras no siempre se enamoran de un señor guapo. Me interesa más la credibilidad.

P. ¿Ha pasado dé militante progre a yuppy televangelista?

R. ¿Tengo pinta de yuppy? De predicador un poco, pero con un cierto cachondeo.

P. En sus programas ha incluido números de strip-tease.

R. Ese strip-tease es una cruz con la que he tenido que tragar.

P. ¿Cómo ve el zoo de la televisión?

R. Es duro desayunarse todos los días con las audiencias. Faltan unos años para que las aguas de la televisión se serenen.

P. ¿Entiende al homo zappiens?

R. Perfectamente. ¡Eres un pequeño dios de tu casita! Ya no se dice ¿quién lleva los pantalones?, sino ¿quién tiene el mando?

P. ¿Y si el telespectador zapea con Los unos y los otros?

R. Me joderá. Pero estamos para eso.

De la periferia a TVE-1

Su mayor aportación a la cajita mágica es un sentido del humor un tanto cínico, una perspectiva cordial y desenfadada. Casas lleva años colándose en nuestras ídem, con una pronunciación con frenillo que arrastra las erres y que ha dado pie a muchas cartas de foniatras. Hizo sus pinitos en el teatro independiente. Cultivó la crítica musical en programas como Musical express y PopGrama.Una década (1970-1980) de prensa escrita con artículo diario en El Correo Catalán y en Mundo Diario y periodismo radiofónico (El sermón, en la SER). Ama los toros y el Barça, y se define como un periodista periférico no alineado. De TV-3 a TVE. Es un campeón del puente aéreo Madrid-Barcelona. Por prescripción facultativa ha dejado de fumar habanos. No es mitómano, a excepción del autógrafo que solicitó al señor Davidoff. Ángel Casas ha elevado el nivel de los talkshows en España y por sus programas han desfilado personajes internacionales en una línea muy alejada de la rueda clásica de los entrevistables.

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