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La adjudicación de Banesto cierra hoy la mayor crisis sufrida por un gran banco español

La historia de la banca española comienza hoy un nuevo capítulo. La designación del dueño de Banesto, cuyo nombre se conocerá a media tarde, conllevará el cierre de la mayor crisis que jamás haya sufrido un gran banco español y modificará el statu quo financiero, del que cae uno de sus socios de honor. Tras la adjudicación de Banesto no sólo ha habido un pulso entre los tres aspirantes -Argentaria, Santander y BBV-, sino que la tensión se ha trasladado al campo político, en un intento de influir en la resolución de la subasta. El Banco de España lo ha dejado claro: el criterio es el precio.

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Cronología de una crisis

Las tres entidades que han decidido presentar ofertas para comprar Banesto determinarán hoy por la mañana -en reuniones de sus consejos de administración o de sus comisiones ejecutivas- el precio que están dispuestos a pagar por el banco intervenido. Por la tarde, antes de las cinco, lo entregarán, en sobre cerrado, en las oficinas de Salomon Brothers. Uno de sus representantes será el encargado de llevarlas al Banco de España. Allí, en el despacho del subgobernador del banco emisor, Miguel Martín, comenzará el futuro de Banesto. Ocho personas -cuatro en representación del Banco de España y otras cuatro en nombre de la banca privada- tendrán la última palabra.Su decisión tiene, no obstante, un criterio muy claro sobre el que basarse: El precio. El que más ofrezca se lleva el banco. Por ello, el Banco de España no tendrá ningún problema para anunciar el adjudicatario inmediatamente después de que se entreguen los sobres.

El banco emisor, al decidir tan claramente que fuera el precio el único factor determinante, trató de despejar todas las presiones políticas que rodean la venta de Banesto. "Puede haber muchas presiones, pero al final lo único que vale es el precio que se ponga en la plica", subrayan fuentes bancarias.

Las presiones se han dirigido especialmente hacia el grupo público Argentaria, con dos posiciones muy definidas: Izquierda Unida-Iniciativa per Cataluña pidió desde el primer momento que el grupo público se quedara con el banco, y posteriormente que no se la privara de acudir a la subasta como todos los demás bancos. El Partido Popular pidió todo lo contrario, que se le prohibiera. El partido del Gobierno, mientras, no ha dejado de dar vaivenes: pasó de oponerse a apoyarlo abiertamente a través del mismo diputado (Juan Pedro Hernández Moltó) para, finalmente, mantener una posición híbrida y guardar silencio.

En cualquier caso, será el Ministerio de Economía el que tenga que aprobar el precio que decida Argentaria por Banesto y ahí es donde las presiones políticas sí pueden influir, bien obligando a poner un precio muy bajo, con lo que se estaría autodescartando, bien poniéndolo muy alto, con lo que estaría apostando a tumba abierta. Las presiones políticas también se pueden reflejar en las discusiones de los consejos de administración de los otros bancos.

Desde el punto de vista técnico, tanto el gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, como el presidente de la patronal bancaria, José Luis Leal, subrayaron que nada podía impedir a ningún banco acudir a la subasta si cumplía el pliego de condiciones. El Banco de España espera que la oferta ascienda a 225.000 millones de pesetas, lo que supone un precio de 500 pesetas por acción. Y eso, según recalcan en fuentes del banco emisor, en el mejor de los casos.

Bilbao Vizcaya: Líder indiscutible

Si la subasta concluye con la elección del Banco Bilbao Vizcaya, el nuevo grupo que se formaría pasaría a colocarse en el primer lugar del sector, con la competencia a una distancia considerable. Además, le serviría para aprovechar al elevado número de directivos de primer nivel que aún le quedan como consecuencia de la fusión, entre el Bilbao y el Vizcaya, que le dio origen. Por contra, el BBV podría notar excesivamente en su estructura la absorción de un banco de las dimensiones de Banesto, sobre todo si se tiene en cuenta que se acaba de recuperar del shock de la fusión del 88. Otro gran problema para la entidad vasca es la redundancia de un buen número de sus oficinas con las de Banesto, si bien es cierto que éstas le vendrían de perlas en poblaciones menores.

Santander: Por fin arriba

La gran ilusión de los gestores del Santander es situarse al frente del sector bancario, aunque sin que ello ponga en peligro su sólida estructura. La adquisición de Banesto colmaría esas expectativas, si bien su liderazgo no sería tan claro como en el caso del BBV. Estas dos entidades, junto al BCH, formarían un trío de cabeza claramente distanciado. La posibilidad de que el adjudicatario sea el Santander -al igual que ocurriría con el BBV- abre la posibilidad de que desaparezca la marca Banesto, si bien eso no puede ocurrir hasta dentro de cuatro años, tal y como reza en el pliego de condiciones de la subasta. Los problemas para el Santander radican en la redundancia de las oficinas y en el riesgo de que su satisfactorio rendimiento por trabajador se resienta.

Argentaría: El complementario

Todos los analistas coinciden en que Argentaria es el más complementario de los tres candidatos a hacerse con Banesto. Esta característica es especialmente evidente en el reparto geográfico de las oficinas. La redundancia es muy pequeña. La absorción de Banesto es, además, su gran oportunidad para confirmarse como un gran banco dentro del sistema español. No conseguirlo le dejaría en posición secundaria. Por último, de las tres opciones, la de Argentaria es la que mejor permitiría el mantenimiento de la marca Banesto. Argentaria tiene en contra su propia consideración de corporación pública. Nadie entiende muy bien por qué se engorda un banco, con el consiguiente desembolso de dinero público, si ya está prácticamente decidida su privatización.

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