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El Partido Nacional se quita la corbata

El presidente surafricano De Klerk muestra en un mitin en Durban a una formación libre de sus viejos prejuicios racistas

ENVIADO ESPECIALLlovía con fuerza tropical sobre la gran carpa montada por el Partido Nacional para acoger el último mitin del presidente surafricano, Frederik W. de Klerk, en Durban, la ciudad portuaria y más industrializada de Natal. Dentro había zonas en las que el agua se colaba como si se estuviera en la calle, pero los 5.000 asistentes a esa cita del jueves por la noche estaban ajenos a ello. Las músicas, las consignas, los bailoteos y los discursos de los candidatos los tenían encantados. El Partido Nacional (NP) que concibió el apartheid, que sometió a Suráfrica a una férrea disciplina, aquel partido de dirigentes envarados y calvinistamente tristes, que llegó al poder en 1948 se ha transformado hasta lo irreconocible. El Partido Nacional de De Klerk se ha quitado la corbata.

Un cartel con la consigna Hemos hecho el cambio escrita en inglés, afrikaans y zulú hacía de, fondo sobre el gran estrado en el que decenas de candidatos al Parlamento provincial y otros líderes del partido estaban sentados a la espera de De Klerk. Un coro de zulúes cantaba canciones con ritmo caliente para caldear a una concurrencia de blancos, mestizos, indios, cristianos, musulmanes, hombres, mujeres y niños. Y también algún negro. Típica clase media de los pies a la cabeza.

El primer momento ecuménico llegó cuando el presentador negro introdujo el himno de esta campaña del NP. Cogidas las manos en alto y haciendo ondear al tiempo banderitas del partido, todos los asistentes se balancearon como posesos ante una canción cuyo estribillo, en la más pura esencia surafricana, era: "Dios te está mirando". "La gente olvida pronto lo que le ha hecho este partido", comentaba medio sorprendido un asistente que ni era del NP ni iba a votarle. "De Klerk me gusta, pero todos esos que están ahí arriba también estaban en el partido cuando regía el apartheid". Los que estaban en el estrado eran una inmensa mayoría de hombres blancos cincuentones, entre los que se perdían una mujer india y un negro.

Pasada la larga introducción festiva, un dirigente del partido anunció la llegada de De Klerk, recibido clamorosamente con gritos de ¡Viva! por la enardecida concurrencia.

"Éste es el hombre que lo empezó iodo hace cinco años, el que liberó no sólo a los negros, sino que nos liberó a nosotros de nuestros prejuicios", clamó el presentador.

De Klerk arremetió con gusto contra el también conservador y zulú Partido de la Libertad Inkatha (IFP) al que disputa votantes y a cuyo líder, Mangosuthu Buthelezi, calificó de errático, obstruccionista, antojadizo, intolerante, vacilante, incoherente y nada de fiar. Tampoco el Congreso Nacional Africano (ANC) se fue de rositas. "El ANC es incluso más peligroso con sus aliados comunistas", advirtió el líder del NP. "Si se les da demasiado poder, destruirán todo lo que hemos construido". A ambos responsabilizó de los miles de muertos en el país producidos en la guerra que libran en Natal y en la zona de Johanesburgo.

El zulú Michael Cele, vestido de riguroso domingo en el ambiente menos apropiado para ello, aplaudía como el que más flanqueado a un lado por una india y al otro por un blanco. No se fía del ANC. "Ha hecho mucho por el cambio, pero la conducta de sus militantes es deplorable, y sus dirigentes son incapaces de cortarla. El Partido Nacional, en cambio, está por el diálogo, la tolerancia y tiene experiencia en el Gobíerno". Cele cuenta con una extraordinaria razón de peso al NP: "Tengo un título de administrativo y me han prometido trabajo si ganan". Y no es dogmático: "Lo mejor es que el ANC y el IFP estén en el Parlamento, para que así puedan aprender democracia".

El mitin concluyó con todo el mundo cantando los dos futuros himnos de Suráfrica, el hasta ahora exclusivo y afrikaner Die stem y el que es el himno del ANC y de la negritud, Nkosi sikelele ¡Afrika (Dios bendiga a África), que De Klerk y el resto de los parlamentarios blancos tuvieron que cantar ayudados de la chuleta.

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