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'Barrio Sésamo' vuelve a TVE

El programa infantil más universal de la historia de la televisión celebra este año su 25º aniversario

Guillermo Altares

Es el barrio o la calle -según los idiomas- más grande del mundo. A lo largo de sus 25 años de existencia, Barrio Sésamo (Sesame Street, en la versión original estadounidense) y sus muñecos, creados por Jim Henson, se han instalado en 130 países de todo el mundo, desde Kuwait a Israel, de China a Brasil. Dentro de poco, expresiones como "la manzana está arriba, la pera está abajo" volverán a Televisión Española, ya que la cadena pública tiene previsto firmar este mes de abril con Children's Television Workshop (Taller de Televisión para Niños) -la fundación cultural que produce Barrio Sésamo- el regreso a su programación del espacio infantil más popular de la historia."Respetarnos a nuestra audiencia y hablamos específicamente para ella. A los niños les gustan los muñecos y a todos les gustaría vivir en ese barrio", asegura Gregory G. Gettas, vicepresidente de Children's Television Workshop, que viajó la semana pasada a España para ultimar con TVE las condiciones de la reanudación del espacio. El hecho de que cada programa esté pensado para cada país, o región geográfica, como ocurre con la península arábiga, es para Gettas el secreto de su éxito y universalidad.

La fundación que creó y realiza Barrio Sésamo para Estados Unidos cede los derechos del programa a cada país, pero no es una patente al estilo McDonald's. Las televisiones de cada Estado lo transforman adaptándolo a su sistema educativo y a su cultura. "Nuestro objetivo es educar y entretener a los niños y prepararlos para cuando entren en la escuela. Siempre está adecuado al sistema educativo de cada país. Nuestra filosofía es que Barrio Sésamo tiene que ser necesariamente local, por eso somos universales", señala Gettas.

La productora estadounidense controla la calidad del espacio una vez cedido a un país, está en contacto permanente para resolver las dudas que puedan surgir, pero las distintas cadenas de televisión son siempre las responsables finales del programa y de sus guiones. Sólo tienen que cumplir una condición inexcusable: "No permitimos que haya anuncios dentro del espacio porque es una garantía para saber que no va a ser utilizado con fines comerciales", dice Gregory G. Gettas.

El afán de lucro no es uno de los objetivos de la productora que creó Barrio Sésamo. Es más: su estatuto jurídico -es una fundación no lucrativa- se lo impide. "Todo el dinero que ganamos con la cesión de los derechos o con la venta de los muñecos lo reinvertimos en otros proyectos educativos. Tenemos un programa para enseñar matemáticas, otro de literatura. En Ecuador hemos preparado una campaña para educar a los niños en caso de que se tengan que enfrentar a un terremoto", afirma Gettas.

Los intereses educativos de los creadores de Barrio Sésamo van mucho más allá de la formación preescolar: sus objetivos son los niños menos favorecidos -y también la alfabetización de los adultos en las zonas más pobres y remotas del planeta-, así como formar a la audiencia en la tolerancia. "Fuimos uno de los primeros programas con un reparto interracial. En Sesame Street aparecen negros, hispanos o filipinos, intentamos incluir a todas las minorías raciales de Estados Unidos. Siempre hemos querido educar a los niños en la tolerancia y el respeto", señala el vicepresidente de Children's Television Workshop. "Es un espacio que ha sido desde sus orígenes políticamente correcto".

Barrio Sésamo ha conseguido sobrevivir durante 25 años gracias a las renovaciones constantes a la que es sometido, siguiendo los criterios de un equipo sociológico de investigación que estudia a la audiencia. Sus responsables saben que, en Estados Unidos, la geografía es una de las asignaturas en la que los niños son más deficitarios; saben que cuando hay un adulto en la sala los niños aprenden un 30% más (por eso intentan que divierta a espectadores de todas las edades). Cuando preparan una canción nueva o un muñeco lo prueban siempre con un grupo de niños. "Las familias de ahora no son iguales. En los 25 años que llevamos en antena las cosas han cambiado mucho, y nosotros hemos cambiado con ellas", señala Gettas.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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