El rosario de la Auroa
Las curiosidades de las procesiones madrileñas se remontan a siglos atrás. Según afirman algunos expertos, Felipe IV estaba disgustado por la nula organización que regía en las calles de Madrid. Cada paso recorría las calles elegidas por sus cofrades y se modificaba sobre la marcha, según las apetencias de los penitentes. Para solucionarlo, el rey decidió imponer la obligatoriedad de pasar delante del Palacio de Oriente. Ni así cesaron los escándalos y los enfrentamientos entre las cofradías. Al final, los gremios se aburrieron y abandonaron la tradición. La Semana Santa comenzó a decaer. Sin embargo, durante la guerra de la Independencia las procesiones sirvieron para otros fines. Los guerrilleros pensaron que primero era la obligación que la devoción. Por eso utilizaron los pasos como escondrijo para transportar armas entre las líneas napoleónicas.Pero la Semana Santa también ha servido, en alguna ocasión, para dirimir otras diferencias entre las cofradías. La tradición asegura que en una fecha indeterminada dos procesiones se encontraron en una estrecha calle de la ciudad. La más numerosa, la de la Virgen de la Aurora, intentó hacer valer su derecho de paso. LoS cofrades de la otra procesión no se lo permitieron. Comenzó entonces una fortísima pelea que acabó a farolazos, o, como se conoce en el argot popular, como el rosario de la Aurora.
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