Los jóvenes franceses fuerzan a Balladur a suprimir el Contrato de Inserción Profesional
La victoria de la juventud frente al Gobierno francés se hizo ayer completa. El primer ministro Edouard Balladur anunció por sorpresa que el conflictivo Contrato de Inserción Profesional (CIP) era definivamente suprimido. La reivindicación de los estudiantes quedaba satisfecha por un Gobierno que, sólo dos días antes, había suspendido por una semana el CIP para buscarle alternativas. Miles de jóvenes salieron espontáneamente a la calle para celebrar su triunfo. La manifestación convocada para hoy en París va a convertirse, según todos los indicios, en una gran fiesta.
Edouard Balladur explicó, en un comunicado, que la retirada había sido decidida tras las conversaciones mantenidas por el director de la Agencia Nacional de Empleo, Michel Bon, con las organizaciones juveniles, sindicales y empresariales. Para sustituir al CIP, con el que se esperaba paliar el desempleo juvenil permitiendo la contratación de menores de 26 años con sueldos inferiores al salario mínimo, el primer ministro anunció un nuevo dispositivo de discriminación positiva.De acuerdo con el nuevo esquema, las empresas que contraten por un mínimo de 18 meses a jóvenes parados sin experiencia profesional recibirán del Estado 1.000 francos mensuales (casi 25.000 pesetas) como subvención, durante los primeros nueve meses. Para las contrataciones efectuadas antes del próximo mes de octubre, la ayuda ascenderá a 2.000 francos mensuales. Actualmente, uno de cada cuatro menores de 26 años se encuentra sin empleo en Francia.
Un mes de conflicto
La batalla del CIP ha supuesto un mes de conflicto juvenil, con decenas de manifestaciones y numerosos incidentes violentos. Ayer por la mañana aún se registraban cortes de carreteras y vías férreas en distintas ciudades de Francia, y numerosos institutos y centros de enseñanza técnica permanecían en huelga, a la espera de la manifestación convocada para hoy en París bajo el lema Suspensión, no: retirada.El secretario general de la Unión Nacional de Estudiantes Franceses Independiente y Democrática (UNEF-ID), Philippe Campinchi, próximo al Partido Socialista, opinó ayer tarde que "pocas veces se ven victorias tan claras como la obtenida por la juventud, ni derrotas tan completas como la del Gobierno de Balladur". Campinchi es uno de los líderes juveniles lanzados a la popularidad por un conflicto protagonizado, muy especialmente, por los estudiantes de enseñanza media y alumnos de las universidades técnicas; los universitarios han permanecido muy en segunda línea o, en muchos de los casos, completamente al margen.
El balance final de la batalla del CIP es claramente desfavorable para el Gobierno, que ha pasado de la firmeza inicial al diálogo y, por fin, a la marcha atrás. Balladur, que ha querido labrarse una imagen de hombre dialogante, corre el riesgo de ser percibido como un dirigente simplemente débil. Y su ministro de Trabajo, Michel Giraud, queda en una situación crítica. Varios diputados de su propio partido, el gaullista Rassemblement pour la République (RPR), pidieron ayer su dimisión.
Las organizaciones juveniles y estudiantiles que han protagonizado las movilizaciones de las últimas semanas tienen, aún, una última reivindicación: la puesta en libertad sin cargos de todos los detenidos en los disturbios que han culminado algunas manifestaciones. La actuación de la policía ha sido muy cuestionada, y colean aún varios asuntos: la extradición sumarísima y, según un tribunal de Lyon, ilegal, de dos jóvenes franco-argelinos; la infiltración de agentes de paisano entre los jóvenes y su participación directa en algunos destrozos; y el uso de acreditaciones periodísticas por parte de agentes para filmar y fotografiar a los manifestantes.
El diálogo entre Gobierno y jóvenes sigue abierto, según especificó ayer Balladur.
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