El barrio vasco del Kalero se levanta por las familias desalojadas por un incendio que piden un techo

El tiempo corre en su contra y está a punto de agotarse para las 22 familias de Basauri (Bizkaia) que el pasado 31 de enero perdieron sus viviendas en el incendio declarado en esta localidad vizcaína. El Ayuntamiento (40.449 habitantes) les dio de plazo hasta este jueves, 6 de marzo, para que abandonaran las habitaciones del hotel de Bilbao donde han sido acogidos desde hace poco más de un mes y les ha brindado una ayuda de 2.640 euros para poder encontrar un nuevo hogar. La situación se ha tensado mucho porque los afectados han anunciado que no van a marcharse del hotel hasta que las autoridades les ofrezcan “una solución digna” a su problemática. Sandra Londoño, de 53 años, está muy enfadada con el trato recibido por el ayuntamiento: “No han cumplido lo prometido. Al principio nos dijeron que íbamos a estar en un alojamiento provisional durante cuatro meses, y ahora nos dan una cantidad irrisoria y nos vemos obligados a buscar un techo por nuestra cuenta”.

El barrio del Kalero está que arde. El fuego arrasó varios edificios de la calle Kareaga Goikoa y causó la muerte de un varón de 41 años que se lanzó desde el tercer piso para intentar huir de las llamas. Hubo que desalojar tres bloques de viviendas por riesgo de colapso. El consistorio les facilitó “una estancia de corta duración” en hoteles mientras las familias afectadas encontraban un hogar. Sandra y su marido viven estos días con su perrita en una habitación de un hotel próximo a San Mamés. Tiene dos hijos, de 27 y 19 años de edad, que comparten otra habitación en el mismo establecimiento. “Tuvimos que marcharnos de nuestra casa después de vivir 22 años allí”, comenta Sandra, auxiliar de enfermería en el hospital de Basurto: “No pudimos sacar nuestras pertenencias. Mi marido tuvo que dejar en casa el aparato para la apnea. Llevamos gastados 4.000 euros en comidas, parking, gasolina… en los portátiles de mis hijos. Tengo que justificarlo todo con recibos ante el seguro”.

Esta situación de provisionalidad se repite en una veintena de casos, aunque Sandra hace hincapié en que algunas familias “lo están pasando peor”. “Hay vecinos con niños pequeños, algún menor con discapacidad, personas con problemas de estrés y ansiedad, jubilados… que no tienen adónde ir. No pedimos que nos regalen una casa, queremos reordenar nuestra vida y para eso necesitamos tiempo y un techo mientras tanto”, se queja.

El Ayuntamiento de Basauri asegura que ha aprobado “una línea de ayudas económicas” con el visto bueno de todos los grupos políticos (el PNV gobierna en coalición con el PSE) “con el objetivo de ayudarles a encontrar un alojamiento transitorio por razón de urgencia social”. Ese pago único de 2.640 euros por cada unidad convivencial se estima “adecuada para atender los gastos de vivienda durante tres meses”, aseguran fuentes municipales. Ya hay cinco familias que han aceptado este subsidio del ayuntamiento; el resto sigue exigiendo que se cumpla “el compromiso de hacerse cargo del alojamiento de las familias durante los cuatro meses establecidos al inicio”, expone Berta Giménez, portavoz del sindicato de vivienda Baku que está asistiendo a los afectados. Mientras tanto, insisten en que seguirán viviendo en el hotel, cuyos gastos han ido hasta ahora a cuenta de las arcas locales.

El consistorio ha abierto una ventanilla única de atención a los vecinos para ofrecerles “información y acompañamiento social personalizado” con un equipo de psicólogos y trabajadores sociales. “Nos preocupa que se están metiendo en un callejón sin salida, porque a los vecinos les están creando falsas expectativas”, dice un portavoz municipal en alusión al sindicato Baku. “No tienen derecho a un realojo, no se les va a dar una vivienda, porque ese derecho solo se da cuando las viviendas [destruidas por el incendio] están incluidas en una actuación urbanística de ejecución, algo que no se cumple en este caso”, añade.

En vísperas de expirar el plazo previsto para el alojamiento temporal en el hotel, la representación de los vecinos denunció este miércoles “las amenazas veladas” del alcalde, Asier Iragorri (PNV), al advertir a los vecinos de que “deberán asumir las consecuencias” de seguir alojados en el hotel más allá del 6 de marzo. “Nadie se marchará del hotel hasta que el ayuntamiento retome su obligación” de facilitar cobijo durante cuatro meses desde el día del incendio, afirma Giménez en nombre de las familias. Los afectados se concentraron en el lugar de los hechos este jueves por la mañana para explicar la situación que están viviendo fuera de sus casas.

Sandra demanda celebrar una reunión con los responsables municipales para tratar “entre todos” de alcanzar “una solución colectiva”: “Nos vemos desamparados, sin nuestras pertenencias más personales, sin nada. Estamos todos metidos en un hotel y nos han dejado a la deriva. Lo único que sabemos es que nos dijeron hace una semana, cuando nos dieron ocho días para irnos del hotel”.

El Departamento de Vivienda también está interviniendo en esta problemática “colaborando al máximo” con el consistorio vizcaíno. “Hemos hecho un análisis para detectar viviendas vacías para uso inmediato”, afirman fuentes de la consejería vasca que dirige el socialista Denis Itxaso, “y ya hemos encontrado algunas que se han puesto a disposición del ayuntamiento, aunque no serán suficientes para cubrir la totalidad de la demanda”.