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Entrevista:

"Gano cien veces menos que Martes y Trece"

Esa cara no ofrece ninguna duda. Es ese señor que en su día no se arrugó ante el humor y hoy no se arruga ante el drama: Fernando Conde, 42 años, actor. Y punto. La coletilla siempre viene detrás, e incluso delante; será eternamente el ex Martes y Trece, y esto le cae encima casi como resultado del mal fario que lleva el nombre. Anoche estrenó en el teatro Español El caballero de las espuelas de oro, donde Fernando será cada día Pacheco de Narváez, el maestro de armas de la corte de Felipe III que se enfrenta al mismísimo Quevedo en una lucha de esgrima ("que no se le da mal") de un minuto y medio. Tal vez interpretar a Casona en 1994 no supondrá un gran acontecimiento teatral, pero es una nueva ocasión para respirar cada día entre bambalinas, que es lo que echaba en falta Fernando cuando formaba parte "del trío de payasos" y era popular y millonario. Pero no actor.Pregunta. ¿Cómo se rompió ese trío?

Respuesta. Martes y Trece fue un proyecto que surgió de tres actores en paro que en 1978 se dijeron: "Si el teatro no viene a nosotros, vamos a darle una vuelta al asunto, para luego volver". Pero eso no se cumplió. Cuando éramos los reyes de la parodia yo intenté enfocar el grupo hacia el teatro, pero ellos no lo veían ya así. Existían también roces personales.

P. ¿Podría todavía hacerse este replanteamiento inicial?

R. Alguna vez me ha dicho Millán: "¡Qué razón tenías, estoy harto de la máscara!", pero nunca en público. Hace ya unos cuantos años ganábamos 1.200.000 pesetas mensuales además de las galas, que era mucho dinero. Yo renuncié por una simple cuestión de coherencia.

P. ¿Qué pasó después?

R. Pasé tres años horrorosos, a Fernando Conde se le cortó de la foto y no le hizo caso ni Dios. Al ser millonario, me dedicaba a seguir a mis toreros favoritos allá donde fueran: Antoñete, Manzaneda, Curro Vázquez... y en los restaurantes, cuando quería huevo frito, comía huevo frito; cuando prefería percebes... Y así, me vi rodeado de gorrones.

P. Pero hoy no vive mal...

R. Gano la centésima parte que ellos, pero soy feliz. Tengo un sueldo aceptable y una casa bonita. Puedo salir por la plaza de Santa Ana sin dinero, porque todos nos conocemos en el barrio; también está mi peña taurina... Ya he vivido lo que es ser popular, y todavía, después de nueve años, es una cruz. Yo quiero ser lo más completo posible, y mira, todavía no me han tirado tomates.

P. De criado de Don Juan a maestro de armas de Felipe III, ¿para cuándo un papelón?

R. Pues mira, ojalá viniera, por ejemplo, la oportunidad de Ricardo III, pero eso ya entra a formar parte del sueño.

P. ¿Cómo ve el humor ahora que hay tanto humorista?

R. Pues que a mí no me hacen ni puñetera gracia. Ni Los Morancos, ni Cruz y Raya, ni No te rías, que es peor... La verdad es que Martes y Trece siguen siendo los mejores.

El caballero de las espuelas de oro. Teatro Español. Calle del Príncipe, 25. Consultar cartelera.

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