El desfile más caliente de Armani

¿Lleva o no lleva? Un periodista se lo preguntó, y ella contestó que en ese momento si, pero que podría perderlas a lo largo de la noche del martes. La brasileña Liliam Ramos, la modelo de 26 años y ex conejita de Playboy que hizo perder la cabeza al septuagenario presidente de Brasil, Itamar Franco, cuando celebró los carnavales a su lado en el palco sólo con una camiseta encima, fue la mayor competencia para la ropa joven y barata de Giorgio Armani -conocida como Emporio Armani- que se presentaba en una céntrica discoteca madrileña.En el local no cabía un alfiler. Cerca de 800 invitados de lujo se apiñaron en los tres pisos de la sala y pelearon entre codazos y empujones por conseguir un canapé o una de las camisetas de regalo. Pero sin duda la comidilla de la noche fue la presencia de la ex conejita de Playboy, que se encuentra de visita en Madrid para realizar varios programas de televisión, entre ellos la polémica Máquina de la verdad.

Liliam ni desfiló ni llevaba un modelo del diseñador italiano, pero fue la que más miradas captó de entre el público y las cámaras. Lejos de la belleza andrógina que persigue el creador italiano -líneas rectas con telas vaporosas-, Liliam lucía un minivestido que embutía su escultural cuerpo -del que esta vez destacaba su escote- y unos zapatos de plataforma y hebillas. La modelo, como era de esperar, tuvo que soportar muchas preguntas indiscretas sobre si llevaba ropa interior o si iba como se la vio en la instantánea que dio la vuelta al mundo. La brasileña saltó a la fama tras ser fotografiada sin bragas y cogida de la mano del presidente de Brasil.

Al desfile se acercaron las habituales caras conocidas que pueblan las páginas de las revistas del corazón, como la de las modelos Paloma Lago o Remedios Cervantes. No faltaron tampoco a la cita con la línea barata de Armani los hijos de los que compran la cara: Pablo Hohenlohe, Enrique Sarasola, Luis Pinto Coelho, Álvaro de Marichalar, uno de los cachorros de Juan Abelló y otro de José Luis de Vilallonga. La gente de la farándula, entre ellos el cantante Bertín Osborne, Pedro Osinaga o el humorista Raúl Sender, también siguió con atención la evolución del desfile.

Todos tenían la secreta esperanza de que llegara el famosísimo y multimillonario diseñador italiano, quien no dio señales de vida. "No es posible que no venga a su debú en España, cómo se nota que es la ropa barata y no la cara", decía una distinguida señora, vestida en gasa azul mientras devoraba un canapé de salami.

Sin embargo, sí estaba el embajador de Italia, Antonio Ciaparrico, quien aseguró no entender nada de moda. "Lo importante es el contenido que lleva la ropa", dijo el embajador mientras por la pasarela discurría la colección primaveral de Armani, inspirada en los colores mediterráneos.

Hijas de papá como Belén Domecq o Sol Bohórquez debutaron como modelos luciendo una moda que combina los tonos pastel con los tierra y arena. Armani siguió riel a su estilo: tejidos con caída y líneas sencillas. Incorporó la nueva moda de llevar el ombligo al aire, una tendencia recuperada el pasado año por el diseñador norteamericanco Ralph Lauren, y los gorros ganchillo, un toque grunge.