El SPD alemán se perfila como ganador en las elecciones de Baja Sajonia
La magnitud del desastre democristiano de la CDU y el montante del voto de protesta que beneficie a la extrema derecha son las dos incógnitas que despejarán hoy los cerca de seis millones de alemanes llamados a las urnas en las elecciones del land de Baja Sajonia. Se abre así el superaño electoral que culminará en octubre con los comicios generales. Las encuestas apuntan a que los socialdemócratas conservarán el poder en Hannover, que comparten con Los Verdes, e incluso podrían lograr la mayoría absoluta.
Las elecciones de este land del extremo norte de Alemania, el segundo en extensión y uno de los que más ha sufrido la recesión económica, al depender en gran parte de la industria automovilística, son el primer retrato del clima político en Alemania en este año electoral. El actual ministro presidente, el socialdemócrata Gerhard Schröder, el hombre que fue derrotado por Rudolf Scharping en la presidencia del SPD, ha gobernado en Baja Sajonia durante los últimos cuatro años con Los Verdes.Su gestión, sin embargo, ha sido mucho más pragmática de lo que sus credenciales podían hacer esperar, arreglándoselas para mantener buenas relaciones con la gran industria y con los grupos ecologistas.
Los últimos sondeos pronostican que el SPD repetirá el resultado que obtuvo en 1990, cuando alcanzó el 44,2% de los votos, e incluso podría superarlo. Los democristianos parecen resignados a la derrota, como muestra la escasa talla de su candidato, Christian Wulff, un desconocido abogado de 34 años, cuyo lema electoral ha sido: Prometo que no prometo nada. No es de extrañar que las encuestas apunten a que la CDU perderá hasta siete puntos con respecto a 1990, lo que situaría al partido del canciller Helmut Kohl en torno a un 35% de los votos.
Los Verdes, siempre según las encuestas, recogen el fruto de su participación en el Gobierno de coalición, alcanzando en torno a un 8%, casi tres puntos por encima del 5% que les permitió con justeza obtener representación en 1990. Todo lo contrario le sucede al partido bisagra por excelencia. Los liberales (FDP) van a tener dificultades en superar la fatídica barrera que permite ocupar escaños.
Pero la gran incógnita hay que buscarla en el voto que se lleven los otros 13 partidos que se presentan y que abarcan desde la extrema derecha (Republikaner, entre otros) hasta formaciones curiosas.
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