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La familia de Chiabuto entrará en la acusacion contra Sainz

Jan Martínez Ahrens

La muerte de Samuel Chiabuto Onyeana, el nigeriano de 27 años que cayó de un tiro disparado por el padre de Carlos Sainz, ha llegado lejos. Su fallecimiento ha resonado en Ohokobe Ndume, el poblado de Nigeria donde viven sus ocho hermanos. Y uno de ellos, Umunna Kwe Onyeana, ha otorgado poderes al secretario general de la Asociación de Nacionales y Estudiantes Nigerianos -afincada en Madrid-, que va a personarse en el caso como parte de la acción popular.Se sumará así a la acusación emprendida por la Asociación Pro Derechos Humanos de España, CC OO, SOS Racismo y diferentes colectivos de inmigrantes, cuyas acciones ya han sido admitidas a trámite y sin fianza por el Juzgado de Instrucción número 26 de Madrid.

Desde la muerte de Chiabuto el pasado 5 de febrero, el autor del disparo, Antonio Sainz, de 69 años y padre del ex campeón mundial de rallies, se ha mantenido en la sombra. La noche de la muerte Sainz efectuó tres disparos con su revólver Smith and Wesson del calibre 38, después de que un hombre quitase a su mujer el bolso. Una bala impactó en la cabeza del nigeriano, a quien Sainz atribuye la autoría del hurto. La víctima cayó a 10 metros del matrimonio. Un amigo de Sainz y otra pareja fueron testigos de los hechos.

Esa noche Sainz prestó declaración en el juzgado, tras haberse negado a contestar en la comisaría, según fuentes cercanas a la investigación. El juez lo dejó en libertad sin fianza. La decisión levantó una oleada de críticas. Tras una semana, el juez rectificó e impuso una fianza de 10 millones de pesetas a Sainz, un hombre adinerado que ocupa el cargo de cónsul de Bolivia.

Balas y forenses

Parte de la discusión judicial depende de los resultados de la autopsia forense y del estudio de balística. Diferentes fuentes han indicado que el informe del Institituto Anatómico Forense -donde sigue el cadáver de Chiabuto- señala que el orificio de entrada en la parte superior del cráneo no es limpio, lo que afianzaría la idea de que la bala entró después de rebotar. Esta hipótesis avalaría a su vez las declaraciones de Sainz en el sentido de que sólo disparó para asustar. Sin embargo, fuentes próximas a la acusación afirman que esta interpretación carece de base judicial al no haber llegado todavía al juzgado el citado informe forense.

Lo que sí obra en el sumario es el estudio de balística. Este documento confirma que Sainz apretó tres veces el gatillo y que el primer disparo fue de fogueo. Sobre los otros dos disparos, los expertos de balística, según la citadas fuentes, no establecen ninguna conclusión. Con todo, el informe balístico reconoce que una bala atravesó una señal luminosa y rebotó en el suelo de la terraza de un primer piso. Pero añade: "Tras el rebote, modifica su trayectoria, siguiendo un vuelo desconocido".

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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