"Queremos ver el rostro del monstruo"

Apenas un centenar de personas aguardaban la llegada del presunto asesino a la Audiencia Provincial de Lugo. José María Real entró en el edificio con el rostro cubierto por una cazadora de cuero. El público le increpó con timidez mientras pedía a la Guardia Civil que les permitiese ver su rostro. "Queremos ver el rostro del monstruo", comentaban.Cuando el presidente del tribunal de Lugo le preguntó por su profesión, el acusado de violación y asesinato contestó: "No lo sé". Entre el público, una mujer susurró: "Asesino".A media mañana de ayer, un numeroso y jovial grupo de chicas de bachillerato se coló en los pasillos de la Audiencia donde se celebraba el juicio por el espeluznante crimen. Cada vez que se abría una de las puertas de la sala, las muchachas asomaban la cabeza y se retorcían entre el gentío para intentar ver la cara de Real.
Isabel López, la madre de la pequeña Maruchi, se cuidó de mezclarse entre los que insultaban al presunto asesino de su hija. Entró en la Audiencia de Lugo con los ojos cubiertos de lágrimas y más tarde declaró como testigo junto a su marido, Ernesto Rivas. Ambos, tensos pero serenos, se limitaron a explicar las características de la zona donde la pequeña fue secuestrada para intentar reforzar la tesis de la acusación de que el agresor actuó premeditadamente.
Otro testigo fue un niño de 12 años, primo de la víctima, quien había regresado con ella del colegio. Fue la última persona que vio a Maruchi con vida. El niño y otro vecino identificaron a José María Real como la persona que conducía el automóvil que huyó del lugar a gran velocidad tras la desaparición de la pequeña.
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