Goles de importación
Los jugadores extranjeros marcan la diferencia en fútbol, baloncesto y balonmano
El poder resolutivo del deporte español está en los pies y en las manos de los extranjeros. Los foráneos marcan la diferencia. El jugador español con capacidad para llevar el balón a la red corre peligro de extinción. Los extranjeros han conseguido el 41,8% de los goles que se llevan marcados en la Primera División del fútbol, el 38,9% en la Liga de balonmano y el 53,9% de los puntos en la de baloncesto. Las proporciones son enormes en relación al cupo de licencias permitidas: tres sobre 11 titulares en el fútbol, tres sobre un quinteto inicial que siempre suele ampliarse a ocho jugadores asiduos en el baloncesto y otros tres sobre siete en el balonmano.
Otros raseros hacen más nítido el trazo exterior en el firmamento español. Los cinco primeros goleadores de la Liga de fútbol son el brasileño Romario (21 tantos), el bosnio Kodro (15), el mexicano Hugo Sánchez (14), el croata Suker (13) y el ruso Salenko (12). Es por debajo de esa cifra cuando empiezan a aparecer nombres españoles, encabezados por el de Julen Guerrero (11). Durante los diez últimos años sólo tres españoles han conseguido el pichichi: Manolo con 27 tantos en 1992, Butragueño, con 19 en 1991, y Juanito, con 17 y compartiendo honores con el uruguayo Da Silva en 1984.
20 años sin ganar
En baloncesto, es preciso retrotraerse al año 1973 para hallar un máximo anotador español. El madrileño Alfredo Pérez, en las filas del Breogán, dio paso a una lista de 20 sucesores extranjeros. En el presente campeonato de la ACB, sólo aparecen dos españoles en la lista de los 20 máximos anotadores, Xavier Fernández, 11º, y Jordi Pardo, 16º. Lo mismo sucede en el balonmano. Desde 1984, los máximos goleadores son extranjeros y en la actual Liga hay tres apellidos españoles entre los diez mejores anotadores: Alemany, Muñoz y Ortega.La proliferación de ejecutores extranjeros provoca un evidente problema en las distintas selecciones españoles. Los jugadores españoles, acostumbrados a papeles secundarios, tienen dificultades para asumir la responsabilidad y para resolver. El espectáculo está supeditado a los alardes de los extranjeros. En estos momentos resulta inimaginable una Liga profesional de cualquier deporte sin extranjeros, al menos, si la pretensión es que sea competitiva a corto plazo.
Para la mayoría de equipos la aportación foránea es fundamental. En la Real Sociedad su efectividad alcanza el 70,3% de la del equipo con 19 goles de los 27 que ha sumado. Es el caso más flagrante, pero no el único. El Barcelona, el Valencia y el Sevilla se habrían quedado sin más del 60% de sus goles si no hubieran contado con los extranjeros. En el Barcelona, Romario, Stoichkov, Koeman y Laudrup han marcado el 68,5% de sus goles. Y en el Sevilla, Suker y Simeone han conseguido 19 de los 31 que totaliza. El Deportivo, a pesar de que cuenta con el brasileño Bebeto -su máximo goleador y pichichi la pasada temporada- ha logrado que los españoles sumen el 50% de su efectividad. En cambio, el Real Madrid depende poco de sus extranjeros. Zamorano (ocho goles) y Prosinecki (uno) han situado la cota de la efectividad del equipo (9 goles de 33) en el 27,2%.
El Athletic de Bilbao, sin extranjeros en su plantilla, y el Valladolid son los dos únicos equipos en que los jugadores nacionales han resuelto por completo la papeleta.
La estadística delata que los equipos buscan, fundamentalmente, extranjeros de área como refuerzos. Es lo que más abunda en el fútbol español. Aunque, tal vez, la solución de los clubes acabe deteriorando aún más el panorama. Es evidente que los extranjeros impiden a las promesas nacionales ocupar los puestos de más responsabilidad. Y en estas condiciones la evolución de los jóvenes resulta inviable. Sin embargo, los jugadores extranjeros suelen resultar los más atrayentes para los aficionados. Es el pez que se muerde la cola.
En baloncesto, las inversiones en fichajes de extranjeros suelen dedicarse a pivots americanos, preferentemente buenos anotadores y reboteadores, algo menos a aleros tiradores y, de forma excepcional a bases o a especialistas en tareas defensivas. Curiosamente, los mejores equipos son los que cuentan con una mayor aportación de sus jugadores españoles. El Madrid, por ejemplo, a pesar de la labor anotadora de Sabonis (426 puntos) o Arlauckas (404) deja un importante remanente a Martín (229), Antúnez (213), Biriukov (212), Santos (140) o Cargol (13 8). El Madrid es el quinto equipo en el que los extranjeros tienen menos peso, por delante del Valvi, el Barcelona, el Estudiantes y el Joventut, club que juega la mayoría de sus partidos con sólo dos foráneos. Aún así, raro es el jugador español capaz de superar en número de puntos al peor extranjero de su equipo. Entre los 22 jugadores que superan los 400 puntos sólo hay tres españoles: Pardo (515) Fernández (477) y y Herreros (404).
En balonmano, una buena parte de las primeras líneas de los 16 equipos que componen la Liga Asobal la forman jugadores extranjeros. En España juegan la mayoría de los mejores brazos de los países del Este europeo y de la zona balcánica. Su aportación. es importante porque poseen una técnica muy depurada y suelen convertirse en profesores de los jugadores jóvenes españoles. Pero, al mismo tiempo, les cierran el paso.
En algunos equipos los extranjeros son imprescindibles. En el Alcalá y el Academia Octavio, por ejemplo, su efectividad se sitúa en el 60%. No obstante, cuanto mejor es la plantilla menor es su aportación. En el Barcelona, que tiene a varios de los mejores jugadores españoles, el mayor peso es nacional. Chepkin y Wenta han marcado 140 de los 468 goles del equipo, un 29,9%. En el Teka, el 31,3% y en el Alzira, sólo el 26,1%. Las estadísticas del Granollers, en cambio, delatan la preponderancia de su primera línea -Vujovic, Atavin y Kiselev- que suma el 42,6% de sus goles.
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