La noche, en Londres París y Roma
En el centro de Londres, el tráfico rueda a una velocidad media de 18 kilómetros por hora, según las últimas estadísticas del Ministerio británico deTransporte, informa Lourdes Gómez. Los atascos, habituales en las horas punta de la mañana y de la tarde, apenas se producen por la noche. Incluso los fines de semana, el tráfico nocturno fluye a un buen ritmo y supera con frecuencia la media diaria.La excepción se produce alrededor de las once de la noche, hora de cierre de los bares, que coincide además con la salida de los cines, teatros y espectáculos musicales. El tráfico tiende a paralizarse por breves minutos, sin llegar a convertirse en un atasco.
La severidad de las multas por conducción en estado de embriaguez ha repercutido en un descenso del número de vehículos privados que recorren las calles más céntricas de Londres. Por ello, más que atascos, la visión popular del fin de semana son las largas colas frente a la parada de los autobuses nocturnos en Trafalgar Square o los peatones que se pegan por parar un taxi.
Atasco sin bocina
La capital de Italia no goza de los favores de los noctámbulos recalcitrantes. Las grandes discotecas se sitúan fuera del casco urbano de Roma, y ello influye en que el tráfico de fin de semana nocturno no se resienta. Los garitos urbanos son peores y cierran muy pronto, a las dos de la madrugada. En verano hay una ruta del bakalao que termina a la orilla del mar, y los problemas están en las carreteras que se dirigen hacia allí, informa Peru Egurbide.Sólo las pequeñas calles cercanas a la Bastilla se atascan las noches del fin de semana en París, informa Octavi MartíLos dos o tres núcleos nocturnos se llenan de coches, pero, a diferencia de la noche madrileña, sus calles no se ven entorpecidas por la doble fila o el mal aparcamiento. Y en caso de que haya un atasco, tienen la buena costumbre de no tocar la bocina. En la capital francesa, una infracción por aparcar mal o en doble fila puede costar hasta 800 francos (17.000 pesetas), que se deben pagar bajo amenaza de embargo y la imposibilidad de vender el coche en el futuro.
Los noctámbulos de París prefieren, antes de ser multados, utilizar un aparcamiento (hasta 360 pesetas la primera hora) o dejar el automóvil bien estacionado en la zona azul (hasta 220 por una hora) que prácticamente Invade todo el centro de París.
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