"La moda en España es un desastre"
La Pasarela Cibeles se abre con la colección bautizada Anteponiendo el realismo a la vanguardia, de un modista muy joven, tan sólo 26 años, al que auguran buen destino: Javier Larrainzar. "Yo nací", comenta, "me crié y eduqué en la moda". Desciende de una línea de prestigiosos sastres que, durante más de medio siglo, ha vestido a la alta sociedad masculina de todo el mundo. Su abuelo fundó la sastrería López Herbón en 1915; le siguió su padre, actualmente el sastre del Rey de España. Y Javier, aunque decidió seguir los pasos de la tradición familiar, se decantó por la moda femenina, a la que considera "un universo más sutil, más libre e imaginativo". Tan sólo hace un año ha vuelto a la capital con la esperanza de "cambiar el desastre en el que está sumida la moda española". Prefiere la alta costura y su gran éxito son los vestidos de fiesta. Tras años de estudio de diseño en Milán y luego de trabajo en Nueva York con Óscar de la Renta, amigo de su padre, presentó hace tres años su primera pasarela colectiva. El año pasado realizó la primera colección individual; ahora, en la Pasarela de Cibeles, lanza la colectión prêt-à-porter / alta costura.Pregunta. ¿Qué le ha guiado a la hora de hacer la colección?
Respuesta. En esta colección he intentado romper la sobriedad en los colores y tejidos que predomina en la moda española. Es una moda triste y aburrida. Por ello he metido mucho color y fantasía. P. ¿Son los modistos los que dictan la moda? R. Los diseñadores no realizan lo que desean; es decir, uno no puede desbocar su fantasía. Hay que ser realista y hacer algo que se pueda vender. Las tendencias de la moda las dictan los medios de prensa. P. ¿Qué es la moda? R. Es una empresa muy dificil, un negocio profesional. En España no se ha hecho y el resultado es que el made in Spain en el extranjero apenas existe. En la moda hay que ser un creativo realista. . P. Al irse con óscar de la Renta, ¿qué más le enseñó? R. Con óscar aprendí todo. La organización de un desfile, el diseño, el marketing, así como la concepción realista de la moda como empresa. Aprendí que lo importante era diseñar ropa que la gente se pueda poner. Además fue esencial el trabajar en una casa grande y en Estados Unidos. Los americanos saben hacer un producto, el marketing es descomunal.
P. ¿Qué adjetivos pondría a las capitales de la moda?
R. Nueva York es la profesionalidad y la industria; París es el glamour, la alta costura; Milán, el prêt-à-porter...
P. ¿Y qué hace Madrid?
R. Madrid es el desastre total. Me gustaría cambiar todo.
P. ¿Por dónde empezar?
R. Por el Comité de Moda. Están financiando la moda al revés. No se puede invertir todo en la pasarela, un producto que no es real, ni llega a las tiendas. Con los años que llevan, si hubieran apostado por la industria, talleres, habría quedado algo.
P. Y Cibeles, ¿qué tiene de particular?
R. Nada. No me gusta nada. Pero en España no hay otra cosa. Lo único bueno es que la gente que comienza encuentra apoyo. Pero debería pasar a manos de una empresa privada y no ser financiada por todos los españoles.
P. Cuando sus clientas ven a un chico tan joven...
R. La reacción es muy buena. Les gusta. Lo joven y novedoso siempre agrada. Y tiene cierto morbo.
P. ¿Para qué mujer diseña?
R. Mis trajes son para mujeres de 20 a 60 años, que reúnan elegancia y confort en su forma de vestir y vivir. No creo que la edad limite, limita más la forma del cuerpo.
P. ¿Qué le parece la forma de vestir de los jóvenes?
R. Los jóvenes no se visten. Van de uniforme. Eso es de siempre muy español. A la juventud inglesa no le sucede.
P. ¿Es más fácil vestir a un hombre o a una mujer?
R. A un hombre, sin dudarlo. Con cualquier cosa va bien.
P. ¿Cuánto cuesta un vestido suyo?
R. Entre 80.000 y 90.000 pesetas. Los de fiesta suben a 150.000.
P. Entre una aguja y un lápiz, ¿con qué se queda?
R. Con el lápiz, pero sabiendo cómo se utiliza una aguja.
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