Romero fue Sabonis por un día
Al partido le faltaba marketing. Poner en colisión al mejor contra el peor, dadas las diferencias que persisten en el baloncesto europeo, es aventurar un éxito improbable. Justo es reconocer que el Madrid hizo un esfuerzo por apañar algún numerito. Y es de ley añadir que tuvo el acierto de encontrar un filón en el joven Romero. Romero fue ayer Sabonis por un día, suceso que justificó el partido: el Madrid encontró un eslogan para el respetable.Habrá que comenzar por precisar que Romero es uno de esos púberes gigantones a quienes toca en desgracia aprender el oficio echándole horas de asiento al baloncesto. Se le convoca al partido por precaución y, en un equipo como el Madrid, se le educa sin prisas. De Romero, el público sólo advierte que ha cumplido con la primera regla de un pívot: 212 centímetros le contemplan. Pero no sabe nada más, salvo sospechar que, juntando en la memoria un minuto por aquí y otro por allá, el muchacho está aún verde.
Claro está que Romero certificó ayer una estadística made in Sabonis entre las ovaciones del público. Romero sumó 26 tantos, 8 rebotes, 2 mates y 3 tapones en un partido de Liga Europea. Habría que preguntarle si en sus sueños es tan productivo. Ni que decir tiene que superó a todos sus compañeros y, lo que es más difícil, provocó las sonrisas de Sabonis en el banquillo, convertido ayer el lituano en espectador de primera fila.
La idea tuvo su origen mediada la primera parte después de que Luyk trataba de que una zona presionante evitara que sus muchachos fueran presa del sopor que provocaba competir ante un rival que no resiste un mínimo control de calidad. Por añadidura, el Guiford Kings, además de mediocre, es un equipo desproporcionadamente bajo. Jugar a ponérselo más difícil todavía parecía un atentado ecológico, así que optó Luyk por dejar al Madrid con un solo pívo: Romero. Sus nervios iniciales terminaron por ser una fuente de inspiración para sus compañeros. Lasa y Biriukov comprendieron que el partido tendría sentido si jugaran para Romero. Y se pusieron a ello.
Romero comenzó a recibir balones, a descubrir cómo sus compañeros estaban pendientes de sus movimientos, a sentirse el fin en sí mismo de cada acción ofensiva. Sus colegas trabajaban para disfrazarle de Sabonis y el público acababa por dar su visto bueno a tan peculiar enmienda. Entre vítores y sonrisas, Romero se fue creciendo. Tan perfecta fue la representación, que hizo a quinta personal un minuto antes de acabar el partido, para dejar tiempo al juicio del respetable. El público le rindió una ovación.
Romero habrá tenido anoche un buen sueño, pero, ¿tan bueno como para mejorar la realidad?
Resultados
Grupo A: Benetton Treviso-Bayer Leverkusen: 83-72. Grupo B: Pau Orthez-Panathinaikos: 75-70. Buckler Bolonia-Clear Cantú: 88-57. Cibona-Efes Pilsen: 72-57.
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