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Modesto Lomba: "No quiero que nadie asimiIe mi colección al luto"

El diseñador presenta en la Pasarela Cibeles la primera colección sin Devota

Modesto Lomba reconoce que su nombre, herencia de su tía abuela Modesta, no es el más apropiado para trabajar con los hilos de la moda. "Este negocio no supone precisamente una actitud de modestia. Mi ropa es lujosa, pero austera, muy pura de líneas. En definitiva, modesta" comenta este diseñador de 31 años. Sin embargo, más que la modestia, es la tristeza la que empaña el alma de los 100 diseños de la colección que vestirán mañana en la Pasarela Cibeles las modelos Elena Barquilla y Celia Forner. El 20 de septiembre murió, a causa del sida, su compañero Luis Devota.

"El fallecimiento de Luis fue muy triste, y esa tristeza dura todavía" dice. Modesto, que se ocupaba de la parte técnica, ha tenido que lanzarse de cabeza a crear, con el respaldo de su equipo. "No quiero que nadie asimile mi colección al luto. Luis odiaba el luto, él no veía la muerte como una tragedia".El diseño de Devota & Lomba está marcado este año por líneas largas, puras, recatadas. "Hay destellos de alegría en medio de la pena, pero también la crisis ha hecho que depure aún más las líneas. Es la austeridad de la gente del campo, que va de negro y faldas largas. Algunos pensarían que la crisis acortaría los diseños, pero no es así. Lo importante es lo que transmites".

"Hasta que te toca a tí'

Apoyo positivo, una asociación que ayuda a enfermos de sida, cuenta con la colaboración del diseñador de Vitoria. "No sabes lo cruel que es la enfermedad hasta que te toca a ti o a alguien a quien quieres", revela. Por eso se niega a decir que el sida se está colando por los pasillos de la moda, llevándose a algunos de sus personajes principales: "El sida es un problema de todos. Lo importante es asumirlo ahora y no después del resultado de una prueba de sangre".

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Lomba habla bajito. El estudio que compartía con Devota en la calle de San Mateo, único lugar en Madrid donde se venden sus prendas, al lado de Huéspedes Conchita y Hostal Benamar. A un tiro de piedra de la Gran Vía, Lomba suele acompañar a sus amigas a tiendas populares como Zara y se sorprende de lo bien que copian sus diseños. "Mis prendas tienen un precio medio alto, pero tienen mucha rentabilidad. Yo diseño con un concepto de baúl de abuela: la mujer que compre uno de nuestros abrigos sabe que también podrán llevarlo sus nietas", asegura.

Aunque alguna que otra falda corta asomará mañana en su desfile, no será la tónica general. "La moda se está volviendo menos estridente. El desafilo es entrar en el 2000 con los monos plateados pronosticados por Hollywood, pero aún estamos muy lejos de ello. En todos los diseñadores hay una carrera inconsciente hacia esa fecha", señala. Lomba cree que dentro de 10 años el sentido de la estética será más intelectual: "Cada uno tendrá que poner su propia interpretación, la sutileza será la estrella".

Su marca es de las pocas que está respaldada por un empresario que paga las colecciones de Cibeles y las distribuye por el país. Es un caso aislado. Lomba sabe por qué el brillo que el diseño español de los años ochenta dejó de deslumbrar: "Los industriales del textil no confiaron en nosotros, les parecimos muy maricones o muy poco serios, pero no se dieron cuenta de que el futuro pasaba por asociarse con los diseñadores", critica.

Por eso ejercieron de empresarios. Modesto llevaba el negocio y Devota, las tijeras. "Sin embargo" asegura, "no quitaré el Devota de la marca. Siempre seremos los dos".

Desfile Devota & Lomba, Jueves, 13.00 horas. Palacio de Congresos, Castellana, 99. Con invitación.

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