¡EH, FAROLA!... ¿CÓMO TE LLAMAS?
Hay que reconocer que algunos, con sus sobrios disfraces, rozan el virtuosismo en el arte de camuflaje. Pero a los niños, que nunca dicen mentiras -sólo interpretan la realidad en versión original-, es difícil engañarles. Los de la fotografía encontraron un nuevo compañero de juego en el carnaval de Pinto. Un poco aburrido, eso sí.
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