ETA asesina a un coronel del Ejército en Barcelona
Un 'comando' de dos hombres y una mujer tirotea al jefe de Intervención de la región militar
Un coronel interventor del Ejército fue asesinado ayer en Barcelona por un comando terrorista. Un hombre, acompañado de otro y de una mujer, efectuó los dos disparos que acabaron con la vida del militar Leopoldo García Campos, de 59 años. El atentado se produjo a las 14.50, frente al número 104-106 de la calle del Tenor Masini, cuando la víctima entraba en la portería de su domicilio, situado en esa misma escalera. Todos los indicios apuntan a ETA. Los disparos fueron efectuados a bocajarro, según un testigo, y al menos uno de ellos le atravesó la cabeza. Los asesinos huyeron en un Ford Fiesta que abandonaron poco después a menos de un kilómetro de distancia. El vehículo contenía un explosivo que fue desactivado por los artificieros.
Dolores, vecina del inmueble, explicó que ella escuchó dos disparos, aunque al parecer solo uno de ellos alcanzó al militar. La bala le entró por detrás de una oreja y salió por el lado opuesto. Los terroristas utilizaron una pistola automática de calibre 9 milímetros Parabellum, munición utilizada habitualmente por la banda ETA. En el quicio de la puerta del inmueble donde vivía el militar se aprecia un impacto de bala.Al oír los disparos, Dolores se asomó al balcón y pudo ver al coronel -que vestía de paisano- tendido en el suelo, tras lo cual se lanzó a la calle. Fue ella la primera persona que llegó a su lado. El herido aún respiraba, pero no podía articular palabra y escupía sangre. Toda la manzana fue construida por una cooperativa de militares en 1971. En el momento del atentado, la hora del almuerzo, la calle estaba prácticamente vacía y la mayoría de los comercios, cerrados.
La terrorista aguardó en el Ford Fiesta, estacionado en doble fila, mientras uno de sus cómplices vigilaba la calle y el otro se acercaba a su víctima y le disparaba desde poca distancia a la cabeza. Testigos presenciales describen a este último como de 35 años y con bigote. El asesino vestía un anorak de color azul, según creyeron ver estos testigos.
El coronel estaba casado y tenía cuatro hijas y un hijo. Había nacido en Cozuelos de Fuentidueñas (Segovia), y desde julio de 1990 era el jefe de Intervención del Cuartel General de la Región Militar Pirenaica Oriental. Sus anteriores destinos también habían sido en Barcelona.
El asesinato se produjo en el barrio de Sants, muy cerca del escenario de uno de los últimos atentados de ETA en Barcelona: la explosión de un coche bomba en la estación de Renfe de Sants, el 29 de octubre de 1993, sin ocasionar víctimas. En agosto de ese año estallaron dos bombas, que causaron cinco heridos, en otros tantos restaurantes del Puerto Olímpico. Una tercera fue desactivada.
La víctima, descrita como una persona de costumbres metódicas, se dirigía a su domicilio a almorzar, como todos los días. Un amigo del coronel asesinado, José Luis Córdoba Villar, también militar, explicó que García Campos tomaba precauciones ante la eventualidad de un atentado: en navidades Córdoba le envió un regalo en un paquete; cuando el coronel lo recibió avisó a la policía para que verificase su contenido. Sin embargo, nunca llevaba escolta.
Coche bomba
Fuentes del Gobierno Civil de Barcelona informaron de que una llamada telefónica al diario Egin advirtió de la existencia de explosivos en el automóvil utilizado por los asesinos para abandonar el lugar de los hechos: un Ford Fiesta de color gris con matrícula B-8498-JL. Fue hallado abandonado en doble fila frente al número 89 de la calle del Marqués de Sentmenat, a menos de un kilómetro de Tenor Masini. La llamada a Egin dio un número de matrícula erróneo. El coche había sido robado y la placa correspondía a otro vehículo, otro Ford Fiesta.
Artificieros de la policía, ayudados por un robot, provocaron una pequeña explosión controlada para abrir el maletero del coche y extrajeron de su interior una olla con tornillos y ocho kilogramos de explosivo amosal, que fue desactivado. Los comercios de la zona fueron desalojados por la policía y desde un helicóptero se impartió instrucciones a los vecinos para que no se asomaran a las ventanas ni abandonaran los inmuebles. Un fuerte dispositivo policial acordonó una amplia zona alrededor del lugar del atentado y de donde los terroristas abandonaron el coche.
En la explosión de octubre en la estación de Sants se utilizó también un Ford Fiesta. Días antes de las pasadas navidades la policía descubrió un coche abandonado, cargado de explosivos, en la Zona Franca de Barcelona, de la misma marca y modelo.
La llamada el diario Egin, la munición empleada y la forma de actuar de los asesinos apuntan a la autoría de ETA, señalaron fuentes del Gobierno Civil de Barcelona. Cuando el coronel ya había fallecido llegaron al lugar tres de sus hijas, que se dirigían al domicilio familiar, lo que dio lugar a dramáticas escenas de dolor, según explicó un vecino a Europa Press. El juez ordenó el levantamiento del cadáver sobre las 16.20. Los funerales se celebrarán hoy, a última hora de la mañana, en la capilla castrense de la Ciutadella.
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