Rotundo fracaso de la reunión entre González y los dirigentes de CC OO y UGT
La cumbre de La Moncloa de ayer fue un sonoro fracaso. La reunión entre el presidente del Gobierno y los líderes de UGT y CC OO demostró que el Ejecutivo no va a tender puentes tras la huelga general del día 27. Felipe González comunicó directamente a Nicolás Redondo y a Antonio Gutiérrez lo mismo que les había dicho por carta: no se reabre la negociación sobre la reforma laboral. Y les volvió a remitir a un acuerdo con la CEOE, que ha rechazado la patronal.
Gutiérrez y Redondo, tras una hora y media con el presidente del Gobierno en una reunión que calificaron de "extremadamente seria", no ocultaban sus rostros crispados. El líder de CC OO aseguró que ellos habían acudido a La Moncloa "desprovistos de cualquier tono arrogante" y salieron con un no a sus demandas de negociación. "Hay varias cosas incomprensibles", afirmó Gutiérrez, "que tiene que saber el país: el presidente del Gobierno pasa por alto la huelga; hemos venido a hablar de la reforma laboral y nos ha salido con el pacto de rentas y no quiere participar en el empeño de sacar a este país del conflicto".Los dos sindicalistas auguraron un futuro de gran crispación en la negociación colectiva y en las relaciones laborales. En esos términos se lo comunicaron al presidente del Gobierno, a quien expusieron también todos sus argumentos para rechazar la reforma laboral. Entre ellos, que "sólo el tiempo dirá si estas medidas crean empleo. Nosotros creemos que no y que los empresarios se van a hinchar a despedir", según Nicolás Redondo. También le comunicaron su rechazo a que les remita a un diálogo con la patronal CEOE, cuando sus dirigentes se han negado a negociar con los sindicatos estas medidas.
Previamente, en el despacho de Redondo, los dos líderes sindicales habían mantenido un encuentro a media mañana para preparar los mensajes que iban a plantear al presidente del Gobierno. Su objetivo principal era que la cumbre de La Moncloa no se convirtiera en un mero "encuentro de cortesía", como lo había calificado Marcos Peña, secretario general de Empleo y coordinador de las 33 reuniones celebradas por la Administración y los agentes sociales entre los pasados meses de julio y noviembre y en los que no se logró consenso alguno.
Los dirigentes de CC OO y UGT pidieron a González "algún gesto" para recomponer el diálogo de forma que se puedan introducir sustanciales modificaciones en la reforma laboral, detonante de la huelga general.
Método de discusión
El método o el marco de discusión no es para los sindicatos la cuestión fundamental. Ellos pretendían un diálogo directo con el Gobierno, aunque el trámite parlamentario prosiga su curso y, de hecho, van a mantener los contactos con los grupos políticos para proponerles enmiendas.
Gutiérrez y Redondo recordaron al jefe del Ejecutivo que esa negociación fue posible con otras leyes que se encontraban en trámite parlamentario: el Estatuto de los Trabajadores, la Ley Orgánica de Libertad Sindical o la fallida Ley de Huelga, la primera con un Gobierno de UCD y en las otras dos en la etapa socialista.
La oferta del presidente del Gobierno, consistente en negociar un pacto de rentas, no fue admitida por los sindicalistas, dado que entendían que sólo sería posible si ese acuerdo afectaba a todas las rentas -salariales y empresariales- si el Ejecutivo hubiera facilitado alguna vía de solución a las discrepancias sobre la reforma laboral.
Antonio Gutiérrez afirmó que al presidente le habían dicho "lo que hemos dicho hasta ahora y que consiste en que el país, desde luego, no está para cumplidos ni para cortesías, sino. para implicarse muy seriamente en solucionar un grave problema social. Creo que el presidente del Gobierno debería no sólo considerarlo como una obligación, sino que si me apura, hasta un honor. Un jefe de Gobierno no puede obviar que este país acaba de vivir una huelga general. Tiene que ver cómo solucionar las cosas".
Colectivos especiales
La reforma laboral fue justificada por el secretario general en la Presidencia del Gobierno, Miguel Gil, quien afirmó que con ella se persigue "superar las enormes rigideces del mercado de trabajo y permitir la incorporación al empleo de colectivos con especiales dificultades, como las mujeres y los jóvenes".
Miguel Gil ofreció el punto de vista del Gobierno de los encuentros de ayer y recordó el diálogo que se ha mantenido con patronal y sindicatos "por espacio de nueve meses, primero en el Consejo Económico y Social (CES) y luego en la mesa de negociación", y "las muestras de flexibilidad" del Ejecutivo al modificar en ese proceso de diálogo algunas propuestas como la cláusula de revisión de las pensiones, las medidas que afectan a la protección del desempleo o la aprobación de la nueva normativa de elecciones sindicales pactadas con UGT y CC OO.
De nuevo ratificó Gil que el Gobierno aceptaría ahora incluso modificar la reforma laboral "sobre la base de un acuerdo entre empresarios y sindicatos, en ese caso el Gobierno estaría dispuesto a sentarse a dialogar con centrales y patronal".
[Por otra parte, Julio Anguita, coordinador de IU, declaró anoche en el programa Mesa de Redacción de Tele 5 que "ha llegado el día D más uno", después del fracaso de la reunión que mantuvieron ayer en La Moncloa González y los sindicatos. "El momento de la movilización llegó, y veremos cuál es la respuesta de los colectivos más concienciados del pueblo español", añadió Anguita.
El Grupo Parlamentario Popular del Congreso presentará una enmienda a la reforma laboral con el objetivo de que se prohíba el acceso a los contratos de aprendizaje a los mayores de 22 años. Como la vigencia máxima de esta figura contractual es de tres años, la edad máxima de los aprendices sería de 25 años, según la propuesta del PP.]
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